jueves, 20 de junio de 2013

El cimiento de las reformas


De nuevo se abre el tema de la reforma energética. Enésima representación entre mercantilistas privatizadores y estatistas nacionalistas. Lo que no termina de vislumbrarse es la trayectoria sobre los pasos para revertir una decisión que marcó un hito -la expropiación petrolera- entre el régimen de explotación intensiva de la fuerza de trabajo en el campo y extracción depredadora de los recursos naturales, a un régimen industrializador y de bienestar. Qué se les va a decir a los ingleses. Lo mismo ocurre con los chinos, se les corrió en tiempos de Plutarco Elías Calles y ahora se les llama.

El drama actual es la toma de un camino, inconsistentemente modernizador, que privilegió la terciarización de la economía, abandonando el campo y la creación de complejos industriales. Bajo esas condiciones, competir en el mercado globalizado ha sido muy desventajoso. Por eso estamos de regreso, instalados más bien, en el régimen de sobreexplotación de la mano de obra (más horas de trabajo, menos salario) ofreciendo de nuevo los recursos naturales a la inversión extranjera.

En el fondo de la discusión sobre el sector energético, que de tiempo atrás se ha venido privatizando por la vía de los contratos, los cuales bien a bien nunca se explican del todo en empresas como PEMEX y CFE, diseñadas de origen para valerse por sí mismas y terminan beneficiando a otras compañías que le ofrecen sus servicios. Ni qué decir de los sindicatos, quienes una vez terminada la fiesta nacionalista, no se pusieron las pilas para sacar adelante al sector energético y se dedicaron a engordar las prestaciones laborales. También hay que llevar a cuentas a los directivos que no pudieron hacer nada en contra de la corrupción.

En el fondo, puestas así las cosas, se requiere cimentar el proceso reformador en su conjunto, que lo público sea tal y no un rodeo para realizar negocios personales. Combatir la corrupción pues. Si eso no se resuelve los resultados de las reformas serán decepcionante. Es la corrupción la que se ha enraizado en la vida pública. Se repiten las escenas de los fajos de billetes entregados fuera de toda norma, con la mayor discrecionalidad. Las grabaciones que exhiben el desvío de recursos. Así nomás, vamos cayendo en la cuenta de que el real consenso del “celebrado” pluralismo político es la lana. De a cómo no.

Si en esa estamos, las reformas pronto dejarán ver sus vicios ocultos por sobre las virtudes supuestas.

Cómo puede ser confiable el proceso reformador si actores destacados, como la fracción de los senadores del Partido Acción Nacional en la Cámara alta, muestran con monumental impudicia de sus debilidades. Si por ellos pasan las reformas maldita la cosa. Y los menciono por protagonizar el escándalo del momento. A quién representa esa pandilla. Hoy dan un golpe de mano, mañana estarán dispuestos a operar un Golpe de Estado. El mayor mérito de este grupito fue el de contratar al sicario más caro de México, el cuñado de Felipe Calderón. Un golpeador al que no se le conoce aportación institucional a la convivencia entre los mexicanos.

Y esta es la clave de las reformas, la construcción institucional. Guste o no, PEMEX, CFE, IMSS, ISSSTE, la misma SEP, fueron acertadas construcciones institucionales hoy venidas a menos por la corrupción. Luego entonces, si no se ataca el cáncer, para qué reformar.

No hay comentarios.:

Powered By Blogger