La ideación de organizar al
gabinete legal en bloques temáticos tiene su antecedente durante el gobierno de
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Se tenía claro que tanto la apertura comercial como
el desarrollo social eran dos líneas que se apoyaban mutuamente. Así se habló
del gabinete de política económica y del gabinete de política social. Un
esquema sencillo apuntalado por un pacto, el de Solidaridad, signado por el
gobierno y las organizaciones gremiales de campesinos, empresarios y trabajadores que tuvo eficacia hasta el primero de enero de 1994.
Esta disposición y esquema de
deliberación de políticas se desconfiguró durante el gobierno de Ernesto
Zedillo, en buena medida por la ruptura entre el entonces presidente Zedillo y
su antecesor por efectos del error de diciembre. En medio de esta confrontación
naturalmente se dio un desplazamiento de los equilibrios del poder y se gestó
el gobierno dividido. El pacto con las corporaciones ya no fue requerido. El
apoyo financiero del gobierno de los Estados Unidos y el advenimiento de la
alternancia jugaron su papel estabilizador.
A partir del primero de diciembre
del año 2000 vinieron doce años en los que el Partido Acción Nacional, a través
de sus candidatos ganadores, presidió en poder ejecutivo federal. Con Vicente
Fox se estableció un gobierno para empresarios. Se formó una estéril comisión
para cambiar el pacto constitucional. Con Felipe Calderón se declaró la guerra
al crimen organizado. Lo más parecido a un pacto fue la alianza por la calidad
de la educación con el SNTE. Ambos restablecieron la organización temática del
gabinete y fueron tres. De nada sirvió, nunca se había visto tanta
descoordinación del equipo de gobierno, hecho que fue una de las causas de su
salida del poder, de la conducción del gobierno federal para ser precisos.
Ya pasaron los primero cien días
de una nueva administración y se reformula la agregación del gabinete. No son
dos, ni tres, son cinco los temas que organizan al gobierno federal: México en
paz, México incluyente, Educación de calidad, México próspero y Responsabilidad
global. Que no se trate de una “foxada” pues no se ven los puentes que
articulen e integren. Tal vez esa función ha quedado en el Pacto por México,
establecido en los primeros días del actual sexenio, integrado por el gobierno
y las principales fuerzas políticas: PRI, PAN y PRD. Pacto útil mientras
Gustavo Madero y Jesús Zambrano sigan en su precaria condición de dirigentes
nacionales del PAN y el PRD, respectivamente.
Volviendo al gabinete especializado
y operativo, no encuentro explícito el núcleo alrededor del cual giren los
cinco ejes temáticos y se corre el riesgo de dispersar la acción gubernamental
como ocurrió en el pasado inmediato. Si a manera de ensayo se definiera a la
justicia como el núcleo articulador, cada tema estaría dispuesto a ofrecer
rendimientos a favor de la justicia en un sentido amplio, no sólo judicial
¿Por qué el tema de la justicia? Porque es la falta de justicia lo que tiene
divididos a los mexicanos, la injusticia como fuente del resentimiento y causa
de la actual violencia, así como de expresiones que buscan justicia por propia
mano.
¿Se trata de la violencia cíclica
que cada inicio de siglo acompaña a este país? No sé. Empero, hay que reconocer
la acumulación de injusticia y déficit de justicia que disparan las conductas
violentas y claramente están rebasando las recetas de los gurúes de la
economía, dogma favorito de las decisiones políticas, ajenas a desarrollar un sentido
de justicia sobre el cual restablecer la convivencia entre mexicanos. La
justicia, su consecución efectiva, puede contribuir a no prolongar por más años
la violencia desencadenada. En lo inmediato, el principio de justicia también
puede cohesionar los propósitos del actual gobierno.
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