Lo que bien empieza, bien acaba.
Ese sería un lema de buen propósito para
el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto.
Combatir el hambre hasta
erradicar los decesos por insuficiencia alimentaria es una buena decisión.
Hacer una reforma a la educación para que el Estado realmente cumpla con su
obligación no tiene reproche. Pero publicitar una declaración patrimonial sin
información relevante es una tomadura de pelo, al menos así lo considera Jesús
Silva-Herzog Márquez.
Poner como novedad un mecanismo
establecido hace casi dos años, la Alianza del Pacífico entre Colombia, Chile,
México y Perú no tiene impacto noticioso para los habitantes de un país que
cuenta con un expediente de acuerdos de libre comercio envidiable. Pero se
revive la euforia: “Hay que consolidar este mecanismo de integración
subregional y seguir avanzando en las metas a largo plazo: convenir la libre
circulación de bienes, servicios, capitales y personas.”
Ya lo sé, el librecambismo es un
dogma de fe difundido fieramente por Ronald Reagan y Margaret Tatcher en la
década de los 80’s, al cual la élite política y empresarial de México no le ha
puesto remilgos. Así es, así será, per
seculam seculorum. Vaya que si hay que lidiar con este papismo económico.
Lo que no se quiere reconocer es
que ese dogma construye una forma de sociedad que acelera su autodestrucción.
Al apoyarse en un modelo económico donde el cálculo personal está por encima de
toda consideración de las consecuencias (G. Bataille) El supuesto motor de la
economía que conduce a la prosperidad, socializa, aunque lo proscriba la ley,
la corrupción, el fraude, el robo, la depredación ambiental, la pauperización
de la población, todos estos males se vuelven “aceptables”, “tolerables” y la
ley se encoge.
Espero el día en que nuestros
políticos se desembaracen de ese lenguaje tecnocrático de competitividad,
sustentabilidad y todo lo que hemos escuchado en las últimas tres décadas. Qué
bien que se ponga atención en los que padecen hambre, por lo mismo no puede
pasarse por alto modificar la manera como se redistribuye el excedente de
riqueza generado por la sociedad. Que por lo menos se empiece por evitar las
rentas institucionales que se obtienen por el manejo de los subsidios por parte
de burócratas y empresas, ignorando a los sujetos originales a los que se
destina el subsidio.
Lo he dicho hasta el cansancio,
Peña Nieto recibió un país desecho y hay que hacer el acopio de energía que conduzca
a una real transformación.
Por eso hay que insistir en ver
al México real para no hacerse de la vista gorda y dejar pasar otros seis años
¡Otra vez!
Quieren tener una aproximación
que nos pone en escenas más propias de la invasión del gobierno norteamericano
en Afganistán o Irak. La serie documental Witness,
producida por la cadena HBO. El
serial tiene como como subtítulo “Un mundo en conflicto a través de un lente.”
Se trata de crónicas en las que se presenta el trabajo de fotógrafos de guerra
a su paso por ciudades en conflicto. El primer capítulo remite a Ciudad Juárez,
del cual en la página web de HBO se resume: ”Eros Hoagland -el fotorreportero-
se une a oficiales que hacen cumplir la ley y recorre las calles de la ciudad
más peligrosa de México, Juarez, conversando con miembros de la comunidad y la
policía.”
La escena espeluznante se recrea cuando una escuadra
de seguridad es avisada de un enfrentamiento y llega al lugar de los hechos, un
barrio marginal que no mereció nombrarlo. Encuentran dentro de un automóvil a
su conductor baleado. Al sentirse rodeado y la mirada encima de sus múltiples
observadores, el sujeto hace esfuerzos
por salir de la semi-inconciencia y pide auxilio. Nadie hace nada. Se arrastra
hasta salir del vehículo y tenderse en el suelo. Nadie hace nada. Decenas de
vecinos, junto con policías, soldados y personal de una ambulancia esperan el desenlace. Eros,
el fotógrafo con un nombre no muy adecuado para la escena, reprime sus
emociones y se justifica en medio de la insensibilidad advertida: yo sólo tomo
fotos.
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