lunes, 27 de agosto de 2012

El silencio del fracaso


 

Son más de 72 horas y los sucesos de la mañana del viernes 24 de agosto en la carretera libre México-Cuernavaca siguen sin ser aclarados. En el municipio de Huitzilac, Morelos, muy cerca del Distrito Federal, policías federales, dos agentes de la embajada estadounidense y un miembro de la Marina se enredaron por falta de comunicación. Persecución, agresión, retén desobedecido o de plano confusión, no se tiene claro que pasó más allá de lo inocultable: doce policías bajo investigación, dos personas heridas (los norteamericanos) y una camioneta blindada agujereada por las balas.

Extraño caso que amenaza dar cauce cierto a la desestabilización o lo que he llamado aquí, el juego de socavar el proceso electoral 2012. No se nos olvide que el proceso concluye técnicamente con la declaratoria de presidente electo por parte del tribunal electoral. No sólo el Movimiento Progresista está interesado en echar abajo la elección, el actual gobierno y su partido tampoco dan muestras contundentes de aceptar su derrota.

Dónde está la voz de Alejandra Sota, vocera de la presidencia. Dónde está la voz de Alejandro Poirè, secretario de gobernación. Dónde está la voz de Marisela Morales, procuradora general de la república. Dónde está la voz de Genaro García Luna, secretario de seguridad pública federal. Dónde está la voz de Francisco Saynez, secretario de la marina. Dónde está la voz del presidente Felipe Calderón que no ha solicitado una cadena nacional para atajar la desinformación. Por qué el hermetismo de Washington y de su embajada en México, por el contrario, es inusual su actitud.

Bajo otras circunstancias, el maltrato a vehículo y personal de la embajada sería pretexto para desencadenar la ira del Tío Sam. Un evento que se parece al ocurrido el mes de febrero de 2011, en la carretera de Querétaro a San Luis Potosí, la historia de un falso retén y un agente del Instituto de Inmigración y Aduanas,  Jaime Zapata, abatido en una persecución por evadir el “retén”. Y si nos remontamos a 1985, al oscuro asesinato del agente Enrique Camarena Salazar y el origen de la intervención del gobierno de Estados Unidos para incidir en el combate al narcotráfico.

Los mexicanos estamos sin información, será porque el fracaso rotundo no tiene voz, es un silencio ensordecedor que no encuentra el vocero oficial adecuado. El fracaso de la coordinación del gabinete de seguridad para enfrentar al crimen organizado redobla la inseguridad. Esto salió  de control. O así está planeado, con todo y el recrudecimiento de la violencia, para complicar el regreso del PRI y el arribo de Enrique Peña Nieto. Quién más, además de López Obrador y sus seguidores, está en el plan anti-Peña.

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