miércoles, 1 de agosto de 2012

El fardo de la ineptitud



En pleno desayuno llego a la pagina de opinión de El Universal /A17 -que en miércoles es de las más atractivas de la prensa nacional. Leo los lamentos de Mauricio Merino por lo poco que se hizo durante las administraciones panistas para consolidar el Servicio Profesional de Carrera. Administraciones que lo fundaron con la llamada coloquialmente Ley Burocrática, con la finalidad de dar estabilidad laboral y promover el profesionalismo en los cuadros de confianza de la Administración Pública Federal terminó hecha un batidillo. Ni estabilidad, ni profesionalización. Lo peor, según Merino, es que la nueva administración vendrá a recoger el botín, hacia el nuevo asalto lo llama.

Se queja que fue hasta las postrimerías del actual sexenio cuando se lanzó el Programa para el Servicio Profesional de Carrera, de acuerdo a lo publicado en el diario Oficial el lunes 30 de julio. Más que un programa, el sexenio fenece el 30 de noviembre y poco se puede hacer ya, es un estudio aderezado con líneas o recomendaciones tardías. Bien se pudieron hacer al principio del gobierno de Felipe Calderón y lo propuesto ahora son patadas de ahogado.

La cuestión es que la administración entrante tendrá que desbaratar el lío que tiene por herencia, pues no de puede ir a ningún lado con semejante lastre.

Por qué se pervirtió la ley y sus propósitos, esa es la pregunta pertinente.

Por varias causas: la ley se uso para formar una casta de funcionarios panistas que no pudo cuajar. No se consolidó esa casta por su aversión a la administración pública y su constante espejeo con la gestión empresarial. Literalmente esta confusión se acompañó del apetito de ganancias, que en el sector público tiene un nombre: corrupción. La discrecionalidad, el patrimonialismo y el abuso de poder a pesar y en contra del nuevo marco legal.

Los puestos adquiridos a través del Servicio Profesional de Carrera tarde o temprano entraban en colisión si se daba cambio de directivos. En este aspecto hay que considerar que en ciertos niveles, Directores Generales, similares y hacia arriba, un cambio de directivo genera en cascada la solicitud oral de la renuncias. Así se torcía, y se sigue torciendo, la ley, bajo la inercia de que son puestos de confianza. Ésta se concede o se quita. Si no se cumple la solicitud viene el congelamiento, la intimidación, hasta rendir al funcionario en capilla. Si eso no se da, se arma expediente y se obliga el cese. Fruto no deseado ha sido el crecimiento de demandas laborales en contra del gobierno federal.

La ley se rebajó, se ignoró en sus virtudes inherentes y quedó al servicio de los cuates. La experiencia, el perfil profesional y el perfil sicológico, agregaría yo, no se hicieron decisivos, pues la Función Pública en su oficio alcahuete de prevaricación terminó por darle sanción legal a la perversión.

Esa es la breve y triste historia del Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal de México.

No hay comentarios.:

Powered By Blogger