miércoles, 27 de junio de 2012

Silencio, que ya vamos a votar




Concluye el proselitismo por la conquista del voto. Los candidatos nos quedaron a deber y de su lista de promesas lo mejor es no hacerse grandes ilusiones. Lo mejor ha sido una competencia feroz en la que el puntero demostró resistencia a los ataques constantes de que fue objeto. Bien lo ha resumido hoy en El Universal José Carreño Carlón, fueron dos campañas: la de Peña Nieto y la que se construyó en contra del candidato priísta. El resabio antipriísta sigue vivo y parece que ha sido heredado de padres a hijos. Pero no nos dice mucho más allá de la víscera expuesta. No es suficiente para decidir mi voto, no comparto la aversión por el pasado. El pasado se acepta, en lo bueno y reconociendo lo negativo. El pasado es parte de nuestro autoconocimiento e identidad.

Ha sido una contienda donde el Revolucionario Institucional fue puesto en la irreal posición de partido gobernante por sus adversarios, en cambio, el partido oficial se comportó como partido opositor. Cosa rara. Si el PRI se ha fortalecido no es por un afán restaurador reconocido como intención ciudadana del voto. Eso es suponer mucha elaboración. La cosa es más sencilla.

El candidato Peña Nieto se acercó a la ciudadanía en los términos que dicta el llamado mundo del espectáculo, además de que respondió a lo que quería oír cada grupo o segmento de la sociedad con los que tuvo interlocución, nunca se plantó en pie de guerra. Es una incógnita lo que hará como gobernante, pues como he dicho, una cosa son las promesas y otra su realización. Eso se sabrá en el momento impostergable en el que dibuje su idea del Estado (idea que por cierto ningún candidato elaboró) y en el que aparezcan los cuadros que han estado a la sombra o de bajo perfil.

Josefina Vázquez Mota no pudo sacar la revalidación de doce años de gobiernos panistas, la violencia desatada por la lucha anticrimen y la errática procuración de justicia del gobierno de Felipe Calderón no le permitieron despegar en las preferencias. López Obrador hizo su mejor esfuerzo por reinventarse, se dijo amoroso y procuró ser incluyente con los empresarios. Muy celoso en la conducción personal de su campaña, no constituyó un equipo cohesionado para la misma y se conformó con la estratagema de su gabinete sentimental.

Pero el meollo de la inconsistencia de la derecha y de la izquierda es la reproducción en el ejercicio del poder de los vicios que han caracterizado al PRI. Corrupción, abuso de poder. En cambio, PAN y PRD no se han esmerado en la creación de nuevas instituciones, salvo el Instituto Federal de Acceso a la Información y la pensión vitalicia para los adultos mayores.

Pensar el Estado, la reforma de la institucionalidad vigente es el desafío del próximo gobierno. La anarquía del funcionamiento empresarial de la realidad en su conjunto, pero de la administración pública en particular, tiene que llegar a su fin, legitimarlo con el placebo del consumismo no es sustentable.

Por mi parte, desde que las elecciones se hicieron creíbles he votado por el PRI y esta vez lo volveré a hacer.

No hay comentarios.:

Powered By Blogger