miércoles, 2 de mayo de 2012

Morbo




Tal como están dispuestas las campañas, éstas se desplazan   en varios niveles comunicación. En un primer lugar están los spots. Este recurso millonario de propaganda que se mueve en radio y televisión nos ofrece una imagen, que no un proyecto. Lo que recibimos en este tipo de propaganda es el perfil positivo de cada candidato. Si el candidato no cuenta con los elementos suficientes para sostenerse por su propia imagen puede dedicarse a empañar la imagen del adversario, estos es, articular una campaña sucia;

Otro nivel de comunicación son las concentraciones masivas, este componente de la estrategia de campaña requiere movilización del aparato partidista y revela la inserción social que ha captado en las preferencias del electorado cada candidato. Si no se tiene esa capacidad se privilegian los grupos de enfoque en reuniones, tipo  diálogos ciudadanos, con alto grado de control de parte de los organizadores.

Un tercer nivel, el menos favorecido por el marco legal vigente es el de los debates. El Instituto Federal Electoral está obligado a organizar dos. Los candidatos y sus respectivos partidos pueden concertar por su cuenta debates adicionales, lo cual es difícil, pues el que va adelante en las preferencias no le ve utilidad hacia una maximización de éstas.

Son las tres pistas en las que se destacan las habilidades actorales de los candidatos ante la sociedad política. De estos tres niveles el debate ha generado su debate. Primero, por la presión de los medios en obtener la exclusividad de un encuentro de este tipo (es el caso de MVS noticias y del Grupo Milenio) Ahora está la polémica lanzada por TV Azteca al poner el falso dilema: Debate o futbol. Esto es así porque la televisora mencionada, junto con la Federación Mexicana de Futbol, programaron una partido de la liguilla –mini campeonato para resolver la primacía en la liga de futbol. Qué interesante dilema. Los candidatos a la presidencia de la república puestos a competir por el rating con un encuentro de futbol de no altos vuelos ¿Quién va a ver el partido? Fuera de Nuevo León y Michoacán, no se le ve arrastre a esa confrontación deportiva.

Del debate ya sabemos quiénes lo van a ver, todo ciudadano que ya tomó una opción, que sabe por quién va a votar y no va a cambiar su decisión. El debate sobre el debate sólo ha producido morbo, no con el fin de que se conozcan con mejor precisión los proyectos de las fuerzas políticas que se disputan la presidencia, tampoco existe el afán de fortalecer la democracia. Nada de eso. Sólo el interés malsano de presenciar un espectáculo de destrucción, para ver qué candidato se desploma. El debate sobre el debate ha servido para exhibir a los émulos empresariales de Rupert Murdoch en México, quienes desde los medios hacen lo posible por someter a la sociedad, a los ciudadanos y a la democracia. Eso es lo grave del debate sobre el debate.


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