lunes, 30 de abril de 2012

Réquiem por la justicia




El sábado por la mañana, en la página de opinión del diario Reforma, se publicaban las palabras ofrecidas por Enrique Krauze en agradecimiento por el premio que recibió de parte de la Sociedad Interamericana de Prensa (Cádiz, 22-04-2012). Libertad amenazada era el título de su alocución. En ellas describía la difícil situación por la que pasa el ejercicio del periodismo en México, los crímenes de que han sido objeto los periodistas en los últimos años. Como por prodigio de una perversa coincidencia, ése mismo sábado 28 de abril, por la madrugada se cegaba la vida de Regina Martínez. El domingo la prensa informaba sobre el asesinato de la periodista, ocurrido en Xalapa, Veracruz. Corresponsal del semanario Proceso, Regina fue brutalmente asesinada en su domicilio.

Si como efectivamente propone Krauze, la libertad está amenazada, el déficit de derechos se agiganta cuando se tiene que reconocer con tristeza que la justicia está difunta. Los crímenes en contra de quienes ejercen el periodismo quedan sin resolver porque la justicia no los alcanza, está muerta. Ante la difunta (justicia) ya sólo se está a la espera de la composición de su réquiem que nadie se atreve a componer. Sería el reconocimiento del fracaso de las instituciones, de la transición política que nunca concluyó y que sólo sirvió de Caballo de Troya para el establecimiento del capitalismo salvaje.

La injusticia es lo que se impone, vive perversamente a expensas de la justicia. No sólo se trata de los crímenes irresueltos contra periodistas, es un poliedro fatídico. La justicia que no llega como fiel compañera del combate al crimen organizado y sus más de cincuenta mil muertos, así como sus desaparecidos y desplazados. Pero la justicia tampoco llega para las familias que han sido afectadas bajo otras circunstancias (Guardería ABC de Hermosillo, la mina Pasta de Conchos en Coahuila, ni que decir del abandono de la justicia laboral o el sobrepeso manejado en el trasporte de carga plenamente autorizado para bajar costos) porque se ha adoptado un sentido de expoliación con el que se procura la rentabilidad. Esta avalancha también sepulta a la justicia social.

Gane quien gane el primero de julio, si no se le da vida a la justicia, se le hace palpable, cotidiana y sostenida en el tiempo, sin interrupción y puntual, entonces la libertad bajo amenaza pasará al panteón de los difuntos junto con la justicia. Estos son los temas de fondo, más allá de las promesas y de las campañas sucias.

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