La gestión de la actual presidencia en manos del Lic. Felipe Calderón sólo aparece en los comerciales, pero no se materializa en hechos que den prueba de su existencia. Su aspecto es fantasmal en situaciones donde su peso específico sería evidente. Hay ocasiones en los que la falta de contacto con la realidad se sustituye con el chiste, que es malo las más de las veces. Una especie de fuga frente a responsabilidades que, convertidas en infierno, son insoportables.
Tenemos el caso de las líneas áreas comerciales de empresarios mexicanos, que se conducen inevitablemente hacia el monopolio doméstico. Un servicio próspero en condiciones de competitividad es inasible o está alicaído. Se cayó Aviacsa y no volvió a despegar. Lo mismo le está ocurriendo a Mexicana de Aviación que está detenida desde el año pasado. La autoridad no haya manera o no está interesada en poner orden. El caso de Mexicana es ya expresión de la indolencia gubernamental, despreocupada por los trabajadores de esa empresa y sin el menor ánimo por sancionar de alguna manera a los anteriores dueños que la dejaron caer. La empresarial irresponsabilidad no merece sanción y goza de protección legaloide (Es el modelo del empresario minero, Germán Larrea, un ejemplo de clase mundial)
En otro de campo, el de las telecomunicaciones, el pleito por el mercado sigue creciendo y la autoridad se mantiene en la inmaterialidad. Tal vez, cuando dé el manotazo el gobierno sea demasiado tarde y la solución signifique un desarreglo mayor. El gobierno no quiere gobernar sobre los prestadores de servicios en telecomunicaciones (Telmex, Televisa, TV Azteca y demás) de ahí que la salida se vaya deslizando hacia otro recipiendario de gobierno, el Poder Judicial.
Desde enero de este año se vino calentando la presentación de un documental, Presunto culpable, para su exhibición en salas cinematográficas del país. Se estrenó el mes pasado y sin preverlo la autoridad, el documental ha engrosado los litigios que se ventilan en el Poder Judicial no sin dar lugar a escandaloso debate de incierto beneficio. ¿Por qué sucede esto? Pues porque la autoridad, en este caso Gobernación, no está atento a lo que es de su competencia. De tal incapacidad van resultando ocurrencias como las de videograbar todos los procesos judiciales. Si así vamos, porque no videograbar todas las actividades del Ejecutivo y su gabinete, también de los gobernadores y su séquito respectivo. Si tal es la incredulidad y la desconfianza que se les tiene a los altos responsables del gobierno, por qué no establecer un reality Big Brother monumental que haga palidecer los cables de WikiLeaks.
Para cerrar, en la cuenta de apariciones del fantasma presidencial, la visita de la semana pasada de Felipe Calderón a los Estados Unidos es otro ejemplo. Curioso mundo este, de lo que parece y de lo que es. Se trataron asuntos de seguridad y de autotransporte de carga, entre otros, en una agenda que no incluyó formalmente la solicitud de retiro del actual embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual. Asunto que se trató, seguramente, y no fue concedido por Barack Obama. Pues un berrinche mediatizado no puede tomarse en serio. A fin de cuentas el embajador hace su chamba, son los empleados de Calderón los que no hacen la suya y ese es el tema de fondo que rehúye el Presidente. Las famosas filtraciones ya mencionadas sólo dieron mayor visibilidad, nada más, pues lo que ahí quedó plasmado ya se conocía por la prensa escrita y ya circulaba en los blogs.
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