Cierto

Llegó a México cual torbellino, la responsable del Departamento de Estado Hillary Clinton (24-01-2011). Se fue la Sra. Clinton dejando un mensaje claro. La estrategia del gobierno mexicano contra el crimen organizado es la correcta. La estrategia, la de Felipe Calderón, es la de los Estados Unidos –se podría inferir. Con este espaldarazo y las recientes filtraciones de WikiLeaks se puede concluir que el diseño del combate a la delincuencia organizada en México es binacional, aunque se libre en uno sólo de los territorios. Uno pone las armas, el otro pone los muertos, sabido es. Eso sí, el responsable de la ejecución de la estrategia es el gobierno mexicano a través del gabinete de seguridad.

Retomemos el objetivo explícito de la estrategia: acabar el crimen organizado. Sugiramos el objetivo oculto: producir miedo entre la población. Este segundo objetivo se está realizando, la zozobra que ha invadido a numerosos poblados y ciudades del país diariamente nos es informada por medio de la nota roja de la prensa, radio y televisión incluidos, y la publicidad del mismo gobierno. Para qué el miedo, para atemorizar a la población, para imponer la normalización de la violación de las garantías individuales como si fuera parte del paisaje dominante.

Que qué se logra con dicha estrategia del miedo, inhibir la libre expresión de la conducta cívica, en particular la que se da lugar en los procesos electorales. Por lo pronto, en las próximas elecciones dominicales de Guerrero ya veremos a ése estado bajo virtual Estado de Sitio. Ya hemos visto en Neza, Estado de México, con los patrullajes del Ejército de hace unos días ese subliminal mensaje para Peña Nieto. La estrategia es patrón de la política exterior estadounidense. Chile, Granada, Panamá son casos intervencionistas que vienen a la memoria. Irak y Afganistán son casos inmediatos, de Estados débiles, proclives a padecer una acción interventora del exterior.

Pero la bandera felipina que se ondea es la del combate al crimen organizado hasta acabarlo. Como no se tiene fin (término) cierto, la justificación de la militarización de la vida cívica se hace perpetua. Cualquiera que haya tomado un curso de historia económica sabe que la condición primitiva del capital está asociada al delito. Aún alcanzado el Estado moderno de Derecho la relación entre delito y capital no queda disuelta, sólo se disfraza de tecnicismos jurídicos como fraude, quiebra y en el mejor de los casos delitos de cuello blanco bajo el trato leve del derecho mercantil.

Ocurre que a veces se reconoce la vinculación de capitalismo y delincuencia de una manera inconsciente. El viernes 21 de enero, respondiendo a pregunta expresa de un industrial afiliado a la Concamin, Felipe Calderón argumentó una justificación del incremento del consumo de drogas en México:

“Es un tema complejo, pero la explicación que yo suelo dar es la siguiente:

“Antes, los criminales se dedicaban únicamente, sólo a las drogas, los más duros, digamos, y sólo a exportarlas a Estados Unidos. Entonces, su negocio era de bajo perfil, su negocio era no meterse con nadie, que nadie los viera.

“Qué pasó. En la década y media pasada, con el crecimiento del consumo per cápita del país, empezaron a ver, en el mercado mexicano, un mercado relevante para el consumo de drogas. Y entonces, vieron en cada economía creciente la posibilidad de vender su propia mercancía.

“Algunos dicen que era porque los colombianos empezaron a pagar en especie, y eso hizo que hubiera más consumo en México. Pero yo creo que es porque el ingreso per cápita pasó, de 1992, de menos de tres mil dólares, a más de nueve mil dólares per cápita que tenemos ahorita.

“La verdad es que la economía mexicana ha crecido y ha crecido en poder adquisitivo de manera significativa, y por eso se venden más casas, y por eso se venden más coches, y por eso se vende más todo. También se vende, desgraciadamente más droga.”

Qué tal. Saquen sus conclusiones y entiéndase porque la estrategia en contra del crimen organizado es fallida.