lunes, 11 de octubre de 2010

sine qua non



Ser político no es cosa fácil. Complicado es actuar autoritariamente y proclamarse demócrata. Elaborar el comportamiento cínico, al extremo de no sentirse sonrojado por conductas o resultados contrarios al ideario político que se profesa. Se requiere de una base esquizoide, de un desdoblamiento de la personalidad que haga juego a las contradicciones del decir y el hacer (deshacer para el caso de los gobiernos del PAN).


Hay un recurso para estabilizar el cúmulo de contradicciones obvias: el simulacro. El emplazamiento de realidades que no existen y se proponen como si existieran. Eso fue el Festival Olímpico Bicentenario del fin de semana pasado sobre la avenida del Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. Un evento efímero dentro de lo efímero, que pretendió hacer hipóstasis de la competencia olímpica moderna y del Bicentenario de la Independencia de México. El simulacro resultó una yuxtaposición infumable, la competencia fue sustituida por el circo y el Bicentenario, representado por el monumento del Ángel de la Independencia, en calidad de tiro al blanco para arco y flecha. Qué celebración más bizarra, muy en el esquema de un país sin historia, hecho para las posibilidades de la edición televisiva. Y ni eso les resultó.


Después de todo, en el PAN no entienden que como gobierno son fracaso y atraso a la vez. Y si no lo aceptan peor para nosotros los mexicanos que padecemos a sus gobernantes. Ya no hay manera de encontrarles el mejor perfil. La semana pasada el presidente Calderón fue a Tijuana a pregonar a los cuatro vientos de que en esa ciudad si se estaban haciendo bien las cosas, pese a que años atrás estaba sometida a la violencia cotidiana del crimen organizado. Como si les hubiera echado la sal, el día de hoy lunes aparecieron ocho ejecutados, unos colgados de un puente y otros decapitados, en la fronteriza ciudad bajacaliforniana. En otro caso, Emilio González gobernador de Jalisco, compañero de partido del Presidente, por su parte dio la nota del atraso al referirse con desprecio al matrimonio entre homosexuales. Como si los derechos de las minorías no existieran y la legislación no hubiera progresado.


El sentimiento que me embarga es que cada día vamos para atrás, perdiendo el horizonte. No es que gobierne la derecha, es que son estúpidamente insensibles. La mañana de hoy nos levantamos con la noticia de que el gobierno chileno, de derecha, está a punto de concluir el rescate de 33 mineros que quedaron debajo de una mina colapsada el cinco de agosto pasado. Lo comparo con el destino de 64 mineros que en febrero de 2006 quedaron encerrados por el derrumbe de una mina en Pasta de Conchos, Coahuila, y el gobierno, de derecha, en connivencia con los dueños de la mina, no hizo nada por rescatarlos. Dejó que se pudrieran y ahí continúan sus restos, como si se tratara de animales.


Hoy cumple un año la salvaje cancelación de derechos laborales que ocurrió con el decreto de disolución de Luz y Fuerza del Centro, compañía distribuidora de energía eléctrica que operó en el centro del país. A un año no se ve claro que el servicio haya mejorado y las quejas por el alza en el cobro de tarifas se multiplican. Se dejó sin trabajo a miles de trabajadores y el gobierno no ha podido dar una conclusión satisfactoria al diferendo.


La lista de desaciertos es larga y ampliamente conocida. La conclusión es demoledora: el Partido Acción Nacional no nació para ser gobierno.

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