No bien este blog acababa de sospechar la emisión, por parte de uno de los multi millonarios mexicanos de un desplegado en respuesta a otro desplegado, el autoelogio que hizo de sus empresas Carlos Slim mediante una inserción pagada el día lunes. En esas estábamos cuando el organismo gremial de las empresas cableras, CANITEC, se lanzó contra el Ing. Slim. Les dolió lo difundido por el Grupo Carso y los empresarios de la televisión de paga reaccionaron de manera torpe poniendo su propio desplegado. Queriendo minimizar y descalificar las hazañas del señor Slim, terminaron por descalificarse así mismos.
La CANITEC proclamó: “Telmex ha cobrado arbitrariamente a todos sus usuarios más de 100 mil millones de pesos”
¿Qué quisieron decir? Que Telmex actúa con arbitrariedad. No es una novedad, es una constante no sólo del Grupo Carso, es una conducta empresarial que si se encuentra un empresario que la contradiga que tire la primera piedra. Cuántas quejas hay de consumidores en la CONDUSEF, en la Profeco. La arbitrariedad de los empresarios está documentadísima y no hay ley que la someta. A poco lo cableros no cometen arbitrariedades imponiendo contratos con letra chiquita lesivos a la libertad del consumidor. A poco sus tarifas no son arbitrarias.
¿Qué quisieron decir? Busco el diccionario de la Real Academia Española. Arbitrariedad: “Acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes dictado solo por la voluntad o el capricho” No es ese acaso el juego del libre mercado por lo que a los empresarios no les interesa el sentido de la justicia, ni entienden de razones que puedan atemperar su codicia incontinente. Y si se considera que Slim ha actuado contraviniendo las leyes pues levanten una demanda. Señores cableros, no vengan con lloriqueos ante una ciudadanía tan lastimada por la injusticia, la impunidad, la violencia, la ilegalidad. Si este pueblo se levantara en rebelión ustedes serían los primeros en irse a Miami, Nueva York, España o a donde se les pegue la gana.
Estas disputas contribuyen a desaparecer la línea imaginaria que separa la riqueza material del delito. Y hasta la revista Forbes hace su aportación al poner en su acostumbrada lista de ricachones a Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, el mismo que está en otra lista, en la de los delincuentes peligrosos más buscados por la DEA, agencia antinarcóticos de los Estados Unidos. Un narcotraficante al que la revista de marras le da trato suave al considerarlo un transportista. La decisión de esta editorial no es para molestarse, ni para enojarse. Tampoco se trata de una exageración o de una provocación. Forbes no hace más que recordarnos la célebre expresión de Pierre Joseph Proudhon “la propiedad es un robo” Y en su lista la revista ha igualado al empresariado con los delincuentes. Ni más, ni menos.
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