Dice el plan de estudios de la licenciatura de Actuaría en la Facultad de Ciencias de la UNAM que, “El profesional de la actuaría es capaz de estudiar, plantear, formular y aplicar modelos de contenido matemático acerca de fenómenos que involucran riesgos, con el fin de proveer información para la planeación, la previsión y la toma de decisiones”
Esta definición viene al caso después de ver y escuchar al secretario de desarrollo social el lunes pasado ante las cámaras y micrófonos de Televisa. Al televidente adicto a consumir noticias por la televisión, le resultó irrelevante encontrarse con un actuario llamado Ernesto Cordero porque lo que realmente llamaba su atención era el alto funcionario encargado del Desarrollo Social del país que se disponía a explicar en cadena nacional lo que en la víspera había anunciado su jefe, el presidente Calderón, sobre el plan anticrisis alimentaria.
Cierto es que el Presidente tiene la autoridad para designar a quien se le dé la gana para refrendar o exponer tal o cual política, la que sea. Simplemente llama la atención de que siendo el tema de la alimentación no haya sido el respectivo encargado del despacho de Agricultura, ni que teniendo un fuerte contenido fiscal no haya salido al público el responsable de Hacienda. Nada, que apareció el especialista en crear modelos de contenido matemático, lo que no es una ciencia, ni tampoco una demostración, sino una manera de manipular cifras orientadas, según la función, a obtener un resultado. Dicho de otro modo, hacer ficción con números.
Hace poco se mentó el caso de las cifras del empleo que proporcionó durante los primeros meses de este gobierno el IMSS, ese es un ejemplo que bien puede cuadrar en el diseño de un modelo orientado ha obtener cifras casuísticas, sin importar la realidad. Si esa es la práctica, que tanto más da maquillar cifras, describir tendencias de las reservas petroleras, obtener un determinado resultado electoral y todo lo que se puede hacer con un modelo de contenido matemático. Eso le venden al Presidente y actúa en consecuencia. Hasta ahora, el trabajo de consenso ha brillado por su ausencia o es de bajo rendimiento. La propuesta anticrisis ha sido vista con suspicacia por la oposición, cuestionada por los mismos neoliberales, al margen de las organizaciones campesinas y sólo ha contado con el aplauso de las cúpulas empresariales.
Tan no bien recibido ha sido el mensaje presidencial, que sindicatos nacionales que forman parte de la gobernabilidad calderonista, los maestros y los petroleros, han decidido formar un frente sindical para reorganizar la defensa de los trabajadores (El Universal) Frente que, sin quererlo sus impulsores, se suma a la serie de deliberaciones y combates que mantienen la polarización de la sociedad.
Podrá el Actuario diseñar un modelo para dejar contenta a una mayoría, no a todos. Pues ahora los temas de la agenda se lo disputan el combate al narcotráfico, la crisis alimentaria -de la cual se ríe Alberto Cárdenas- la reforma de PEMEX, el frente sindical y el proceder de los amigos del Presidente.
Ha sido un año ingrato para Felipe Calderón, es tiempo de que se dedique a forjar acuerdos políticos más que a diseñar modelos que lo conducen por un laberinto de incertidumbre. Está a tiempo para entregar ordenadamente el poder en el 2012.
Esta definición viene al caso después de ver y escuchar al secretario de desarrollo social el lunes pasado ante las cámaras y micrófonos de Televisa. Al televidente adicto a consumir noticias por la televisión, le resultó irrelevante encontrarse con un actuario llamado Ernesto Cordero porque lo que realmente llamaba su atención era el alto funcionario encargado del Desarrollo Social del país que se disponía a explicar en cadena nacional lo que en la víspera había anunciado su jefe, el presidente Calderón, sobre el plan anticrisis alimentaria.
Cierto es que el Presidente tiene la autoridad para designar a quien se le dé la gana para refrendar o exponer tal o cual política, la que sea. Simplemente llama la atención de que siendo el tema de la alimentación no haya sido el respectivo encargado del despacho de Agricultura, ni que teniendo un fuerte contenido fiscal no haya salido al público el responsable de Hacienda. Nada, que apareció el especialista en crear modelos de contenido matemático, lo que no es una ciencia, ni tampoco una demostración, sino una manera de manipular cifras orientadas, según la función, a obtener un resultado. Dicho de otro modo, hacer ficción con números.
Hace poco se mentó el caso de las cifras del empleo que proporcionó durante los primeros meses de este gobierno el IMSS, ese es un ejemplo que bien puede cuadrar en el diseño de un modelo orientado ha obtener cifras casuísticas, sin importar la realidad. Si esa es la práctica, que tanto más da maquillar cifras, describir tendencias de las reservas petroleras, obtener un determinado resultado electoral y todo lo que se puede hacer con un modelo de contenido matemático. Eso le venden al Presidente y actúa en consecuencia. Hasta ahora, el trabajo de consenso ha brillado por su ausencia o es de bajo rendimiento. La propuesta anticrisis ha sido vista con suspicacia por la oposición, cuestionada por los mismos neoliberales, al margen de las organizaciones campesinas y sólo ha contado con el aplauso de las cúpulas empresariales.
Tan no bien recibido ha sido el mensaje presidencial, que sindicatos nacionales que forman parte de la gobernabilidad calderonista, los maestros y los petroleros, han decidido formar un frente sindical para reorganizar la defensa de los trabajadores (El Universal) Frente que, sin quererlo sus impulsores, se suma a la serie de deliberaciones y combates que mantienen la polarización de la sociedad.
Podrá el Actuario diseñar un modelo para dejar contenta a una mayoría, no a todos. Pues ahora los temas de la agenda se lo disputan el combate al narcotráfico, la crisis alimentaria -de la cual se ríe Alberto Cárdenas- la reforma de PEMEX, el frente sindical y el proceder de los amigos del Presidente.
Ha sido un año ingrato para Felipe Calderón, es tiempo de que se dedique a forjar acuerdos políticos más que a diseñar modelos que lo conducen por un laberinto de incertidumbre. Está a tiempo para entregar ordenadamente el poder en el 2012.
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