Se supone que hay una mesa de acuerdos del gobierno con las organizaciones de productores del campo. Llevan semanas discutiendo sobre cómo el gobierno proveerá recursos para producir alimentos. De buenas a primeras, el domingo por la mañana, el presidente Calderón toma la decisión heroica de atender la crisis alimentaria (días antes se trataba de la reforma energética y más atrás exclamó un ya basta a la sociedad civil porque no se comprometía con la lucha gubernamental en contra del crimen organizado) Rodeado de su gabinete, Felipe Calderón hizo el anuncio de reducción de cargas fiscales a la importación de alimentos y a los fertilizantes.
El presidente no le vio mayor interés por convocar a representantes de la sociedad civil y conminarlos a asumir juntos la decisión, a constituir un pacto contra la carestía. Albazo o golpe de mano, desde la presidencia no aceptaron el procedimiento del consenso, ni siquiera del aviso para con quienes tenían entretenida negociación en la Secretaría del Trabajo. En Los Pinos se fueron por el presidencializo. Como si lo que le sobrara el gobierno fuera legitimidad. Y si de exceso se tratara, ese sería el de la soberbia.
A quién beneficia en primera instancia la reducción de aranceles, a las compañías comercializadoras. Y la eliminación del impuesto a la importación de fertilizantes es el mismo caso. Cómo va incidir este trato fiscal en la producción de alimentos y en la generación de empleo en el campo. Las medidas parecen una descalificación de los productores. Si se reducen impuestos de dónde se piensa sacar recursos para no afectar el gasto social, la lucha contra el crimen organizado, la creación de infraestructura: de la renta petrolera, de esa resta que la reforma de Calderón pretende compartir.
Qué le corresponde a la sociedad rural, celebrar la iluminada decisión presidencial. Qué le corresponde a los que menos tienen, agradecer que existe la renta petrolera. Cuál es la conclusión o consecuencia de la decisión presidencial, la resignación de todos a dar por inalcanzable, en el futuro, la soberanía alimentaria. Casi nada se dice del incremento de la producción agropecuaria, nada se proyecta de los empleos que se crearán en el campo: la solución de la crisis alimentaria está en el exterior, al menos esa es la percepción de la Confederación Nacional Campesina.
El anuncio presidencial se rubrica con una cadena nacional hoy lunes, esta noche. Un eclipse que alcanza a Javier Lozano Alarcón y a Alberto Cárdenas Jiménez. Es agraciado con los reflectores Ernesto Cordero, el encargado de SEDESOL, quien sudoroso, mecánico y sin agudeza, compareció en el noticiero estelar de Televisa.
Ojalá que el gobierno no se equivoque, que el dominganzo no le resulte una convocatoria en su contra, pues bastante ocupado está con el crimen organizado.
El presidente no le vio mayor interés por convocar a representantes de la sociedad civil y conminarlos a asumir juntos la decisión, a constituir un pacto contra la carestía. Albazo o golpe de mano, desde la presidencia no aceptaron el procedimiento del consenso, ni siquiera del aviso para con quienes tenían entretenida negociación en la Secretaría del Trabajo. En Los Pinos se fueron por el presidencializo. Como si lo que le sobrara el gobierno fuera legitimidad. Y si de exceso se tratara, ese sería el de la soberbia.
A quién beneficia en primera instancia la reducción de aranceles, a las compañías comercializadoras. Y la eliminación del impuesto a la importación de fertilizantes es el mismo caso. Cómo va incidir este trato fiscal en la producción de alimentos y en la generación de empleo en el campo. Las medidas parecen una descalificación de los productores. Si se reducen impuestos de dónde se piensa sacar recursos para no afectar el gasto social, la lucha contra el crimen organizado, la creación de infraestructura: de la renta petrolera, de esa resta que la reforma de Calderón pretende compartir.
Qué le corresponde a la sociedad rural, celebrar la iluminada decisión presidencial. Qué le corresponde a los que menos tienen, agradecer que existe la renta petrolera. Cuál es la conclusión o consecuencia de la decisión presidencial, la resignación de todos a dar por inalcanzable, en el futuro, la soberanía alimentaria. Casi nada se dice del incremento de la producción agropecuaria, nada se proyecta de los empleos que se crearán en el campo: la solución de la crisis alimentaria está en el exterior, al menos esa es la percepción de la Confederación Nacional Campesina.
El anuncio presidencial se rubrica con una cadena nacional hoy lunes, esta noche. Un eclipse que alcanza a Javier Lozano Alarcón y a Alberto Cárdenas Jiménez. Es agraciado con los reflectores Ernesto Cordero, el encargado de SEDESOL, quien sudoroso, mecánico y sin agudeza, compareció en el noticiero estelar de Televisa.
Ojalá que el gobierno no se equivoque, que el dominganzo no le resulte una convocatoria en su contra, pues bastante ocupado está con el crimen organizado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario