miércoles, 22 de mayo de 2024

Capilaridad criminal

Por lo tanto, la solución de un problema hace surgir nuevos problemas.

Vladimir Propp

Tercer debate por la presidencia de la república, de nuevo mi desatención al evento. Espero al día después y los que le siguen. De lo que se habla es de la actuación de ellas y él. Nadie quedó sorprendido por la profundidad de las propuestas. En materia de seguridad, uno de los temas, sin rebote a destacar, así como para alimentar esperanzas de sentirnos un poco más seguros. El crimen organizado es algo más que estadísticas o menciones periodísticas.

La mayoría de los adultos de este país, hemos percibido la proximidad del crimen en alguno o varios eventos. En la memoria quedan registrados los cuerpos inertes colgados bajo el puente vehicular limítrofe al centro comercial Galerías Cuernavaca, en Morelos. A lo largo y ancho del país, en barrios residenciales y populares, también en comunidades rurales, ocurren intercambios por droga, extorsión, huachicol, protección o secuestro a cambio de dinero. Operaciones que dan cuenta de la capilaridad del CO, la cual se ha extendido desde que despegó en los años ochenta, hasta conformar grupos armados delincuenciales.



De ninguna manera se puede afirmar la inexistencia del CO antes de esa década. Existía un sistema de esclusas para la navegación discreta, evitando el escándalo de la exposición sangrienta. En ese sistema se contaba con la Dirección Federal de Seguridad, desintegrada por Miguel de la Madrid con justificada razón. La DFS también era un ente represor de movimientos políticos opositores. Con Salinas de Gortari, la reforma al artículo 27 constitucional relajó el control político sobre los pueblos del campo. Una medida de apariencia no autoritaria. De inmediato ese espacio lo comenzó a ocupar el CO. Con la llegada del pluripartidismo a resultas de sucesivas reformas políticas, se dio lugar al financiamiento oscuro hacia inescrupulosos candidatos a puestos de elección popular. Otro nicho para el CO.

Así, el CO se fue trasminando como la humedad en las construcciones de cemento y ladrillo (una forma de capilaridad). Una representación de lo que intitulo aquí como capilaridad criminal tiene una aproximación destacable en la serie de Max Sierra Madre. Prohibido pasar. Para los regiomontanos, para su oligarquía, no hay dudas para identificar a los personajes de la serie. Desde la lejanía se puede identificar a un político panista, a un director de periódicos. La realidad supera la ficción cuando miramos hacia otros estados. Nada más mencionar, por ejemplo, la exacción criminal a las empresas mineras. El mismo patrón de connivencia: capos-empresarios-políticos, con la desgraciada afectación que generan hacia debajo de la cúspide elitista. Esto no se resuelve con unilateral política social, pues sucede que cuando alguien ha logrado una mejora en sus condiciones materiales de vida aspira a más y quiere más dinero, sin necesidad de certificaciones académicas, la credencial de elector o de registro en el SAT. Entonces el crimen es la opción. La constitución moral nunca prendió.

La herencia criminal del neoliberalismo sigue en pie.

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