“Aunque la lógica de la violencia tiene provisionalmente la última palabra, la lógica de la no violencia es superior, porque es capaz de comprender la otra lógica además de entenderse así misma -cosa que la lógica de la violencia no es capaz de hacer-. Puede suceder que la lógica de la no violencia esté a merced de la ilusión, pero existe y debe ser detectada y comprendida. Los comentaristas modernos no lo hacen, y atribuyen a los evangelios objetivos tan fútiles como los de la publicidad moderna o la propaganda política, porque ni siquiera sospechan la existencia de una lógica semejante.”
René Girard
El título contiene un oxímoron.
Por un lado, los evangelios son una prédica moral que concibe el amor al
prójimo como el medio ineludible para realizar la paz y poner fin a la
violencia. Estrategia, por su parte, es una palabra afín con la jefatura de la
guerra, que nos indica los modos de dirigir la violencia para alcanzar un
objetivo militar. Paz y violencia se excluyen.
En la anterior entrega suscribí
lo siguiente: el actual gobierno no ha presentado el estudio que sustente su
estrategia de seguridad. En descargo, el presidente López Obrador ha sido claro
en su postura de seguridad desde el inicio de su administración. Quien tenga
oídos que escuche, quien tenga ojos que vea, AMLO hace suyos los evangelios en
lo que se refiere a la violencia, a su eliminación. El amor y respeto al
prójimo como remedio para la pacificación del país. En esa convicción, el
Estado se abstiene en lo posible de atajar la violencia con violencia. El
Estado no es generador de violencia. El cargo de realizar la paz está en la
sociedad. Abrazos, no balazos es un llamado a los violentos, sean estos del
crimen organizado o se encuentren en una relación parental si de violencia
intrafamiliar se trata. Se apela a los escrúpulos morales que se suponen
contenidos en la integridad de las personas.
La idea de AMLO sobre qué hacer
para suprimir la violencia no es original, data de hace dos mil años y, si se
quiere, está adulterada al contexto de su época. Por eso llamo la atención de
lectores sobre una de mis lecturas en proceso, la cual arroja luz en un
paralelismo forzado sobre el planteamiento del fundador de la 4T.
René Girard (1923-2015) dispuso
el capítulo Lectura no sacrificial del texto evangélico*. Ese capítulo
trata de un análisis estructural sobre la singularidad del Jesús histórico y su
profecía del Reino de Dios en la Tierra. Jesús es el hombre requerido que “no
debe nada a la violencia, que no piense según sus normas y que sea capaz de
responderle a la violencia mientras permanece completamente ajeno a ella.” Por
eso, “Para destruir toda violencia, basta con que los hombres decidan adoptar
esta regla. Si todos los hombres ofrecieran la otra mejilla, ninguna mejilla
sería golpeada. Pero para ello se necesita que cada uno por separado y todos
juntos se consagren irrevocablemente a este propósito común.” Bajo el
emplazamiento de la no violencia, “Jesús es la causa directa, pero
involuntaria, de las divisiones y disensiones que su mensaje no puede evitar
provocar, porque se enfrenta a una incomprensión cuasi universal. Pero todas
sus acciones están orientadas a la no violencia,”
Es sabido lo que sucedió. Tras
tener el Galileo un recibimiento jubiloso de parte de la población de la ciudad
de Jerusalén, al correr de los días esa misma población exigió su crucifixión.
Jesús fue ejecutado por mandato de la autoridad de sanedrín y por la mano de la
autoridad romana, La historia de Occidente se partió en un antes y un después.
Lo que aquí pongo y no debe
prestarse a confusiones, es claro y sencillo, López Obrador tiene una fuerte
inspiración de los textos evangélicos. Hasta ahí.
Situados en el presente de
nuestra sociedad, establecer la no violencia como hábito requiere retirar
obstáculos y desconocimientos. El principal obstáculo es el sistema judicial de
fiscalías y jueces que está podrido, no contribuye a la paz. Introspectivamente,
desconocemos todo sobre los padres de aquel que jaló el gatillo o del otro que
ha violentado mujeres. Las historias de vida de hijas e hijos desaparecidos se
mantienen veladas. Tal vez por ahí se encuentren patrones detonantes de los
mecanismos de la violencia.
Para un país que se identifica
como católico o cristiano, es el caso de México, el talante evangélico del
presidente es atendible e irrechazable. Para una izquierda como la mexicana,
declaradamente antirreligiosa, aceptar la conducción de un evangélico ha sido
insólito.
* GIRARD, RENÉ. Cosas ocultas
desde la fundación del mundo. Ediciones Sígueme. Salamanca, 2022.
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