miércoles, 17 de agosto de 2022

Sin aliento

Fotografía de @alitomorenoc Desencajados y sin Claudio X, ni Gustavo de Hoyos

Es increíble como los líderes del PAN, PRI y PRD se mantienen en sus cargos. La implosión de sus aparatos que han provocado, inhabilitando capacidades para realmente disputar el poder. Sin asambleas, ni congresos a la vista con la mira de cambiar de dirigentes. Se dan cuenta que el esquema de apropiarse indebidamente de recursos del Estado está roto, salvo donde todavía gobiernan. Bajo el síndrome de los Romanov, están fuera del poder y se siguen sintiendo con el poder. Dónde están sus militantes, sus simpatizantes, sus fuerzas vivas -no se incluyen grupos de choque- en disposición de sacudir estructuras inoperantes. Lo único que han hecho los dirigentes es unir sus miserias políticas y hacerse compañeros de viaje de los magnates antiAMLO, sin programa de por medio. Lo que quieren, parece, es regresar el reloj de la historia para volver a esquilmar las arcas públicas. No tienen cara para convocar al pueblo, por eso se van al rincón y desde allí lanzan campañas mediáticas. Pese a su inutilidad demostrada, vuelven a la carga semana con semana. Plenos de vulgaridad y faltos de imaginación. El caso de Alejandro Moreno es ejemplo de lo que no se debe hacer. Cierto, reclutar medios y periodistas al margen de la ley siempre se ha hecho (sin respetar afamadas autonomías) y les funcionaba de maravillas. El detalle es que ya no tienen el poder presidencial protector de sus fechorías. Ahora les cuidan las espaldas el INE y el Trife, piden y se someten a empresarios sin escrúpulos. Ingenuamente ambas partes confían en la ayuda mutua que se puedan ofrecer ¡Mal negocio! Entre depredadores la ganancia es absoluta pérdida para una de las partes. Distribuyen información falsa como su mayor logro de “construcción” política. Desean la catástrofe económica, del sistema de salud, también el de educación. Hicieron de la seguridad un privilegio de pocos, pactando con bandas delictivas para mantener a la población en la zozobra. Por eso no son extraños los actos criminales de alto impacto. Se les olvida que esos crímenes iniciaron desde el sexenio de Miguel de la Madrid y con Felipe Calderón se hicieron mácula del gobierno (Una hermana aliada de un capo, un secretario de seguridad aliado del cártel de Sinaloa) Ahora saltan a horrorizarse por los acontecimientos de la semana pasada -en Guanajuato, Jalisco y Zacatecas, en Ciudad Juárez y Tijuana- cuando se sabe que esos desmanes son su herencia maldita. En su condición desesperada, la oposición concluye de manera contradictoria. Los hechos violentos se dieron por la incapacidad del gobierno federal para disminuir al crimen organizado. Ah no, se indujeron desde Palacio Nacional. Pónganse de acuerdo, mínimo. Al menos, como hipótesis deberían plantearse lo siguiente: el actual gobierno no tiene alianza con el crimen. Las bandas delictivas están desconcertadas y dispuestas resueltamente a propiciar la catástrofe, a seguir intentándolo de aquí hasta el año 2024. Sigan así Alito, Markito y Chuchito, nunca cambien. 

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