Es difícil asegurar que la
oposición partidista al régimen de la 4T se encuentre en su mejor momento,
mucho menos de que sea una opción real de poder. La serie de audios con la voz
del dirigente del PRI Alejandro Moreno, dan la medida de la degradación en la
que se encuentran los partidos que conforman la alianza Va por México.
Eso no quiere decir que la
oposición esté liquidada. Fuera del sistema de partidos se dispone una
oposición que noche y día libra su batalla contra Andrés Manuel López Obrador.
Una está fincada desde el poder
económico y se sirve de los medios tradicionales y las redes para difundir su
fanatismo conservador e iliberal. Un puñado de magnates mal acostumbrados a que
el Estado les dé todo encarnan la figura del glotón egoísta. Cuando escribo
todo me refiero a las condonaciones de impuestos, a los subsidios y a un acceso
ilimitado a los recursos de la nación a cambio de nada. Convencidos de la
premisa antidemocrática y excluyente de que el sector público debe estar a su
servicio exclusivo. En esa línea, que es de abierta confrontación con el actual
gobierno de la república, están González Laporte cuyo hijo orquesta a la
oposición, el clan de los Servitje cuya firma del acuerdo para contener la
inflación desconocieron de facto, José Antonio Fernández dispuesto a financiar
a la oposición.
La otra oposición no partidista
se ubica dentro de la entraña del gobierno o del Estado, específicamente en un
sector del Poder Judicial, los que se opusieron a la reforma propuesta por el
presidente de la SCJN, los que impulsaron su carrera judicial como lealtad al
PRI y al PAN. Los que se benefician por servir a proyectos de particulares, más
aún si se trata de oponerse al interés de la nación. Son los que avalan amparos
y cancelan multas para dañar sin rubor el interés público.
Estos dos núcleos opositores
forman la alianza Va contra México, tienen la divisa de un gobierno de
empresarios para empresarios, pasando por encima de la representación de todos
a que se obliga el Estado democrático. Por eso promueven cierto tipo de
gobernantes que cumplan con esa máxima. El ejemplo actual más desastroso es el
que se tiene en el estado de Nuevo León y su capital Monterrey. La oligarquía
regia no tiene límites, dispone a su antojo del poder político, parafraseando a
Margaret Thatcher bien pueden afirmar que lo público no existe. Gobernantes que
con toda impunidad pueden manipular la investigación sobre el asesinato de una
joven. Con total insensibilidad enfrentan la sequía estacional que padece la
población bajo su gobierno, sin modificar sustancialmente las reglas de
distribución del agua.
Lo que ha patentizado este núcleo
opositor ha sido su fortaleza cruel para defender sus intenciones de acabar con
la democracia, no se conforman con detenerla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario