Empalados con la declaratoria de
constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica hecha por La Corte, los
legisladores opositores a la 4T le cerraron la puerta a la reforma eléctrica el
domingo 17 de abril. Iban con media estocada y se pusieron más bravos. Al
siguiente desafío, la reforma a la Ley Minera para asegurar la soberanía del
Estado mexicano sobre el Litio, los diputados opositores desaparecieron. Así
perdieron lo que consiguieron el día anterior y se completó la faena.
La posibilidad de que MORENA
amplíe su cuota de poder por la vía de los cargos de elección popular se
fortalece. Aunque todo puede pasar, en este mismo año MORENA estaría más cerca
de convertirse en partido hegemónico. Para ello, dicho apuntalamiento no está
del todo en las manos del aparato partidista, el ejercicio del gobierno federal
y de los distintos niveles de gobierno alcanzados sentarán una base sólida para
el movimiento transformador.
La fórmula no es novedosa:
cercanía con el pueblo + bienestar social + nacionalismo. En esta disposición,
la corrupción a diario pone a prueba el distintivo moral del que se ha imantado
Andrés Manuel López Obrador. Falta por blindar a la política de los intereses
metálicos, ya no más políticos que hacen fortunas a partir del servicio público.
Por su lado, la oposición está
contrariada porque se les cierran los negocios fáciles a través de contratos o
de la puerta giratoria. Persiste en una fórmula opositora que se funda en la
aversión al pueblo y sin ánimo de disputar identidades entorno a la nación. Es
una fórmula para el fracaso dentro del marco del Estado democrático. Con ello,
los partidos de la alianza Va por México se achican cada día más y pierden
representatividad ciudadana, se consuelan con administrar el voto duro que les
puede surtir la mentalidad reaccionaria que priva en segmentos de la ciudadanía,
que si bien es extendida no es mayoritaria.
Su situación es tal, al grado de
estar imposibilitados de dirigirse a sí mismos. Los partidos de oposición son
dirigidos por instancias apartidistas: magnates, grandes medios, membretes de
organizaciones civiles, academias. Bloque sin partido que desde que inició el
actual gobierno han hecho todo lo posible para detener a la 4T. Sus “logros”,
el del bloque extrapartidario, es traer a remolque a los partidos de oposición,
remolcarlos. Al tiempo de haber descentrado a la autoridad electoral, hasta
hacerle perder su capacidad de arbitraje y su atributo neutral. Verdaderamente
ponen en riesgo a la democracia ¿Cómo le hará el INE para evitar el flujo de
recursos que ingresen a las contiendas político-electorales al margen del
sistema de partidos?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario