“Solo existe un poder: el poder
de salvar. Y solo existe un honor: el honor de ayudar.”
John Ruskin
El virus de Coronavirus-19 es
real, gestado de un proceso biológico en el caldo propicio de la economía
global. El virus va directo a las personas, no respeta países, no hay gobierno
que tenga la solución, ni los más poderosos. Las medidas de higiene, establecidas por la medicina moderna ,son la mejor arma para evitar el contagio y que
los ciudadanos en todo el mundo tienen a su disposición. Lo cierto es -dentro
de lo humanamente posible- que el mundo está en manos de los médicos, sujeto a
las disposiciones que indique el sector salud. Regatearles confianza es
inmoral, agredirles es criminal.
El abandono del sector salud en
su vertiente pública, dejó a México en una situación de mayor vulnerabilidad. No
se incrementó la formación de médicos, de enfermeras. La infraestructura
hospitalaria, su inversión, quedó lastrada por la corrupción. El modelo de
negocios deterioró el modelo de salud pública. A este sector, frente a la emergencia,
le asiste la mayor responsabilidad. Reducir los contactos sociales, quedarse en
casa, moverse solo para conseguir alimentos, comprar medicamentos o asistir a
una cita médica, son medidas sanitaros que afectan la economía, pero de manera temporal
-las autoridades han estimado que la curva epidémica en México encuentre su
declive de contagio para el mes de septiembre.
Es un hecho que la pandemia le ha
puesto freno a la economía en el mundo y ha desacreditado la doctrina que hizo
del mercado la base exclusiva del funcionamiento económico. La emergencia
sanitaria ha puesto otros datos, la necesaria participación del Estado. Este “reesclarecimiento”,
poner de nuevo la participación del Estado en la economía, no lleva a las
mismas conclusiones. Hay una corriente que promueve la solicitud de deuda
pública para mantener artificialmente a las empresas. Exige medidas contra-cíclicas.
Desde el gobierno se tomó la decisión de tomar las recomendaciones del sector
salud, de canalizar esfuerzos hacia la población. Salvar vidas hoy, para darle
viabilidad al esfuerzo empresarial en la etapa de la “post-emergencia” (o antes
de ser impostergable).
La opción adoptada por el
gobierno tiene que reforzarse con la exposición de los efectos multiplicadores calculados -revalorando el lenguaje keynesiano– sobre la economía en su conjunto, si bien
en lo inmediato se dirige hacia el sostenimiento de la economía familiar y el
mantenimiento de la cadena alimentaria. Desde el sector privado, los bancos
podrían divulgar las medidas que han adoptado en el tratamiento de los
créditos, de acuerdo con la circunstancia de la emergencia. Otra medida a
considerar, que no precisamente está en la banca, es la relacionada a las
rentas de casa-habitación, un tema que angustia que invade a miles de familias.
Son los médicos los que tienen la
conducción de la emergencia, merecen toda nuestra confianza.
Hexagrama 27. Proporcionar alimento. "Es prudente consolidar nuestros conocimientos en esta situación y no arriesgarnos con soluciones no experimentadas. No abandonemos la seguridad del hogar para descubrir nuevos horizontes. Cerca del caldero donde se cuece el alimento de la familia, nos nutrimos de la armonía del entorno. Somos nuestro propio grupo de apoyo en esta existencia. Soñamos con metas lejanas, contactamos con aspiraciones guardadas en el corazón desde antaño, pero éste es momento de afianzarse, de nutrirnos co lo mejor que tengamos a nuestro alcance y esperar el momento oportuno de volar."
I Ching.
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