El primero de septiembre
escuchamos un discurso referido al estado que guarda la administración pública
de turno. Hace tiempo que los desacuerdos cerraron las puertas del Congreso
para que el presidente de la república se hiciera presente en el inicio de
trabajos de la legislatura de ocasión y diera lectura al informe presidencial. Acabar con el día del presidente se hizo
consigna. Nadie proporcionó idea sobre qué hacer ante este vacío simbólico y
sistémico. Total, la resolución de un cuadro novedoso no tiene consenso. Así,
sin sorpresas, debido a que se dieron informes (discursos) previos, el espacio
para torcer lo dicho quedó restringido. Además, entre semana el titular del
Ejecutivo da conferencias de prensa y los fines de semana realiza asambleas populares
para informar a sus conciudadanos.
Hay que tomar en cuenta que en
esta alusión al primer informe de gobierno se habla desde una estructura
programática del sexenio de Peña Nieto y no quedó suficientemente modificada.
Hasta dentro de un año veremos el empaque de la 4T sin residuos.
Está el rubro agropecuario, por
ejemplo, del que se hicieron varias referencias, pero solo en el año 2020 se
verán indicios, efectos, de la actual orientación de la política al campo. Lo
mismo habrá qué decir de la política social con relación a su efecto de
contener y disminuir la delincuencia y la violencia. López Obrador acepta que
no tiene que presumir mucho en materia de inseguridad, a parte de la creación
de la Guardia Nacional. La delincuencia sigue y sigue, sin detener sus acciones
sangrientas. De lo que sí se puede estar seguro es de que las acciones sangrientas
no provienen del Estado. Las razias se acabaron y, en consecuencia, sus daños
colaterales se extinguieron. De lamentable memoria lo sucedido en el Tecnológico
de Monterrey el 19 de marzo de 2010.
La economía estancada es una
adversidad frontal a los mejores deseos de la 4T. Los signos de las finanzas
públicas sanas evitaron un cuadro desastroso. Desatorar el gasto público y
acuerdos puntuales con empresas y empresarios quizás puedan detener la caída
para el cuarto trimestre de este año. Pudo ser peor, se supo vadear la guerra
de aranceles esgrimida por el gobierno de Donald Trump. Un punto a favor.
El “elefante reumático” no fue
invitado al evento, su ausencia comentada en las crónicas del día después. La
administración pública federal, la Función Pública para mayor especificidad,
que está a la caza de las desviaciones tiene que dar un paso adelante. No solo
se trata de evitar la corrupción, sino de poner en modo transformador a la
burocracia. Inercias y rezongos gremiales postran al elefante ¿Habrá un
programa especial para activar a la burocracia en su conjunto? El esquema de
capacitaciones, auditorías y sanciones es rutina del pasado de simulación
previsible. Falta por encontrar la fórmula para convertir a los servidores
públicos en actores de la cuarta transformación.
Con avances, deficiencias y
omisiones discursivas, el presidente López Obrador mantiene la llama de la esperanza
en su gobierno. Por qué le cae bien a la mayoría de la gente, porque ha sabido
situarla como su interlocutor. Los que no se sienten colocados en esa condición
y además se han consumado en odiadores del presidente, el primero de septiembre
fue un gancho al hígado.
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