Con la tecnocracia se abrió en
México una era criminal. Tal vez no lo previeron, no lo vieron como sí lo hicieron
con la irreductibilidad de la pobreza. Una era que no ha cerrado su ciclo y
lastra al nuevo gobierno, que además tiene su herencia de corrupción y
desigualdades. De deterioro de los servicios de salud y educativos. El coletazo
del crimen que no encontró (o encuentra) su acomodo con el nuevo gobierno,
salvo el circuito de juzgadores que los ampara y libera.
La tecnocracia que traía en sus
manos la fórmula “liberadora” de los excesos del Estado, esa fórmula de fe exclusiva
en el mercado si liberó, impuso nuevas ataduras o le dio la vuelta a la
participación del Estado. El estatismo quedó capturado por los magnates y sus
políticos aliados, teniendo como fauna de acompañamiento una “comentocracia”
esmerada en escribir con una mano las maravillas del mercado y con la otra
extraer recursos del Estado a través de un despacho, una empresa o una
organización civil. El mercado como el antídoto adecuado para someter a la
corrupción y la desigualdad. La oferta fue falaz. La corrupción y la
desigualdad se expandieron. Para terminar de agravar el cuadro, se dio la
irrupción de la violencia criminal. Un ecosistema de predadores encumbrados
sobre una base de precarios, de necesitados, de ocupados carenciados.
Para llegar a esta situación
ventajosa a la oligarquía se limitó la voz y la influencia del movimiento
obrero, también la de los campesinos organizados al servicio de sus dirigentes.
Fuerzas diluidas por la ciudadanización salvífica. Todavía en la década de los
setentas, los obreros eran un actor destacado en el mundo desarrollado. Las
luchas agrarias eran signo de los países en desarrollo. México formaba parte de
ambos mundos. Desde los años ochentas comenzó el declive de estos protagonistas
de la Sociedad Civil, un estado de atonía inducida por el orden financiero
mundial. Se dio machetazo a las conquistas obreras -las pensiones, por mencionar
una- se mutiló el Artículo 27 constitucional. El espacio de la Sociedad Civil
lo ocupó en visibilidad el sector empresarial, contando con las concesiones de
representación civil a las iglesias. De manera clara con el inicio del siglo, se
acabó la concertación de los pactos económicos, las visitas de distintos papas
se convirtieron en un bálsamo para los creyentes católicos.
Los partidos políticos entraron a
una condición de franca dependencia de los recursos públicos desde finales del
siglo pasado, se decía que para que no fueran capturados por el narcotráfico.
Lo partidos son ciudadanos, otro decir. Se hicieron clientes del Estado y se
fueron distanciando de la Sociedad Civil. Del partido de Estado al pluripartidismo
de Estado. De intermediarios pasaron al servicio del poder. El Pacto por México
fue la confirmación de esa condición. Y así les fue en julio del 2018, dos de
tres fuerzas políticas quedaron quebradas.
Otro aspecto del desarreglo
neoliberal se cifró en la complicidad de los gobernadores. Como nunca tuvieron
acceso a recursos públicos y, en algunos casos, se beneficiaron del contubernio
con el crimen organizado.
Para que esta situación tuviera
posibilidades de afirmarse, no solo fue urgido un excesivo gasto en publicidad.
También fue cuestión de poner subsidios a las organizaciones en las que se
encogió la Sociedad Civil. De poner a disposición recursos de educación y
cultura para alinear a las mentes brillantes de México. Conformar un
contingente educado e influyente con sus pares y para regocijo de cierta clase
media. Sin posibilidades reales de convertirse en caudillos intelectuales de
una nación.
En el enjuague de las medias
verdades de la era neoliberal se hicieron bolas con la nómina. Se prohibía
crear plazas y con el recurso disponible se inventaron direcciones adjuntas por
agregación de plazas de confianza que desaparecían. No más estructuras
orgánicas era la orden. Le daban la vuelta multiplicando los contratos por
honorarios y se subcontrataban servicios para no abultar la nómina.
Y ahora vienen a hablar de “austericidio”
o de austeridad criminal. Primero vean como dejaron al país con la austeridad neoliberal y se darán cuenta
que seis años para componerlo solo será un corto verano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario