“Cuidémonos de imitar a estos
doctores mal advertidos: antes de investigar cómo curaban los reyes, no dejemos
de preguntarnos si curaban realmente.”
Marc Bloch
La segunda semana de abril deja
aturdido al proceso electoral de la sucesión presidencial. El tribunal
electoral dio luz verde a la candidatura de Jaime Rodríguez. El INE se molestó.
Ambas instituciones ocuparon el centro del escenario, eclipsando las campañas
por la presidencia. Han dañado al proceso al poner mutuamente en duda su propia
autoridad. Influenciada o milagrosa, con la intervención de los magistrados y
consejeros electorales demostraron capacidad negativa para afectar la
credibilidad en los actos que les han sido confiados.
Todo empezó por un diseño, el de
las candidaturas independientes. Cumplir lo exigido era imposible, legal y
humanamente imposible. Marichuy, la propuesta presidencial de los indígenas y
de la sociedad civil, siguió al pie de la letra legal las disposiciones y quedó
lejos de alcanzar las firmas requeridas. Los tres que dijeron cumplir con las
firmas requeridas hicieron trampa. Por la misma autoridad electoral la opinión
pública se enteró de la adulteración de firmas colectadas por Margarita Zavala,
Jaime Rodríguez y Armando Ríos Piter. Todo parecía que no habría candidato
independiente a la presidencia.
El 29 de marzo, el consejo
general del INE le hizo un milagro a Margarita, acordó su candidatura. Sus
trampas fueron ignoradas. Se dio una maniobra cuantitativa, la trampa no fue
mucha. En el tenor de la autoabsolución Layín, el que roba poquito. Se negligió
el rigor de la ley.
En seguida, otro candidato
interpuso demanda ante el tribunal electoral, a sabiendas de que se le
descubrieron trampas peores, como recolectar firmar de muertos. Bueno, si Sedesol
entrega subsidios hasta los muertos. El 10 de abril el tribunal instruyó al INE
reponer la candidatura del llamado “Bronco”. Los magistrados no se quedaron
atrás, emularon y superaron a los consejeros del INE. Alumbraron otro milagro,
Jaime candidato.
Los altos responsables
electorales no se hicieron tarugos, qué va, operando como taumaturgos dieron
cauce a dos candidaturas milagrosas. Dañada está la competencia por la
presidencia. Ya otro candidato, José Antonio Meade, espera le obsequien un
milagro. Quienes actualmente ostentan actos de autoridad están en aptitud de
cometer fraude. Demostrado está.
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