jueves, 5 de abril de 2018

La estrategia del mal



A ojos vista, lo más destacable de la campaña presidencial estelarizada por cuatro candidatos, ha sido la capacidad de López Obrador para agregar voluntades. La experiencia cuenta y por más que digan que es el mismo, AMLO tiene más soltura, ha limado su dicción tabasqueña, aunque hable despacito. Su audiencia es múltiple, se dirige a todos los sectores. Con prioridades, ya no practica el discurso de unos contra otros. Ahora ha captado la atención de empresarios que viven la zozobra de la inseguridad a pesar de pagar sus impuestos. Por primera vez, el norte del país recibe a un candidato de izquierda con mejor disposición a escucharlo.

En la racionalidad simple de la democracia electoral se aprecia imbatible el candidato de la coalición Juntos haremos historia.

Para derrotarlo se ha echado a andar una estrategia del mal. No importa que José Antonio Meade se vea torpe en apariciones abiertas que exigen contacto popular, con un tramposo lenguaje financiero que le ofrece a la gente más de lo mismo, incluida la guerra contra el narco.

La estrategia del mal se compone de un cuarto de guerra a la sombra, encabezado por el presidente Peña y dueños de corporativos empresariales, con la disposición a recibir recomendaciones del Departamento de Estado de Trump a través de Luis Videgaray. Se armará con el uso indebido de la información del SAT y datos obtenidos de los bancos si es necesario. La complacencia del INE se incluye en la estrategia, el regalo de la candidatura independiente a Margarita Zavala.

El primer objetivo es desbarrancar a Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al frente. Logrado esto, el segundo objetivo será disminuir la candidatura de López Obrador. La guerra sucia ya se percibe en cabeceos informativos de los medios, tasajeando los discursos de AMLO para difundir un sentido contrario a lo dicho por el candidato.

Se reedita en ciertas formas la estrategia del mal del año 2006. El uso del SAT para golpear un candidato. Un candidato de paja en calidad de testaferro. La campaña de lodo en contra del puntero. Meade en el papel de Felipe Calderón. Ricardo Anaya en el papel de Roberto Madrazo. Margarita Zavala en el papel de Roberto Campa Cifrián. López Obrador estelarizando a AMLO.


En contra de la estrategia del mal voto masivo por el cambio, no a la continuidad. 

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