miércoles, 7 de febrero de 2018

Condiciones que existen

Otra vez dejaré pasar de lado las precampañas, a lo mejor hago una excepción. Ya veremos.

Aunque no me explayaré, sí mencionaré el estrujante maltrato policial sobre el menor Marco Antonio Sánchez Flores y una autoridad capitalina que no sabe dónde esconderse. También, en la marca del día a día, está la transacción fabulosa entre el gobernador de Chihuahua -Javier Corral- y el secretario de gobernación, el intercambio de un presunto delincuente electoral por novecientos millones de pesos. Acaso son logros que presumir, de ninguna manera, estos hechos pertenecen al reino de lo deplorable en el que infelizmente estamos viviendo. Historias de horror en el contexto de condiciones que existen y determinan la precariedad de las alternativas. Nadie de los que están en la puja por la presidencia de la república quiere ver la realidad. Hagamos las preguntas pertinentes.

¿Tenemos una sociedad liberal? Es decir, una convivencia social organizada a través de individuos con deberes y obligaciones, tolerantes y respetuosos. O más bien, por remplazo, tenemos una vulgata liberal hecha de publicidad comercial para la confección siempre insatisfecha de un egotismo sin taxativas. Refulgencia de esa condición son las subespecies del autonauta -se lo leí a Cortázar- y el cibernauta. El auto deja de ser primordialmente un medio de transporte, el celular deja de ser un medio para hacer y recibir llamadas.



La tecnología automotriz y su publicidad han creado la alienante aleación entre la persona y el automóvil, al caballero de armadura rodante que avasalla al peatón, insulta a otros automovilistas y, además, todos los días se burla del reglamento de tránsito.

El cibernauta originario tiene conocimiento sobre la interioridad del funcionamiento de la tecnología de la información. Con el teléfono inteligente se extendió masivamente la condición de cibernauta, sin requerir de un conocimiento especializado, sólo la habilidad para manejar aplicaciones, usadas para magnificar virtualmente al dueño del dispositivo y acumular el ícono Me Gusta.

En la versión no filosófica del liberalismo se da un despliegue aberrante de la realización del individuo, se ha creado una brecha, de manera parecida a la que se dio entre los principios socialistas y el socialismo realmente existente.

La siguiente pregunta ¿Es esto democracia? Administrar procesos electorales, contar y validar votos no resume la democracia, hay que fortalecerla con los vectores de la alimentación, la educación, la salud, la vivienda. Considerando este campo de fuerzas la democracia mexicana es mediocre. Las instituciones democráticas han servido -lejos de realizar mejores gobiernos- para formar una renta en beneficio de los políticos, ya sea por la vía de los presupuestos asignados o extralimitando las normas en vil corrupción. A partir de esa renta es que los políticos van acumulando inmuebles y activos empresariales, contrastantes con los ingresos proporcionados por los salarios del servicio público.



Una tercera condición existente, una tercera pregunta ¿Qué capitalismo? La ley de la oferta y la demanda es una configuración intelectual relativamente reciente. Dos siglos hacen que se propuso y la humanidad antes vivió sin tal formulación, no estaba en el imaginario social. 

El libre mercado -se ha vuelto impropio hablar de capitalismo- cotidianamente es contradicho por las licitaciones públicas amañadas, la disposición indebida de información privilegiada, los cuasi monopolios. Los invisibilizados fraudes bancarios, comerciales e industriales. Los delitos ambientales, alimentarios e inmobiliarios que prosperan a la sombra de la impunidad. Esa frenética carrera por tener más ha convertido al dinero en el percutor de la violencia que asuela a México. La máscara de la ética protestante que Max Weber sugirió para humanizar al capital no le ajusta bien al rostro del capitalismo realmente existente.

Pero la corrección política evita plantear el anticapitalismo, se han impuesto los tabúes del mercado. Por eso mi reconocimiento a María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, la única que cuestiona al capitalismo en tanto depredador de los recursos naturales que están en posesión de las comunidades indígenas.


Si estas preguntas no se plantean en el debate de los suspirantes presidenciales, qué mejoría se puede esperar.

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