El gobierno de Peña Nieto va de
salida y la seguridad, el crimen, el asesinato, se mantienen al alza. Después
del rotundo fracaso de Felipe Calderón en su guerra en contra de las drogas,
una de las razones por las que el PAN salió de Los Pinos, alguna mejoría se
esperaba del “experimentado” PRI. Falsa expectativa, el país siguió afectado
por la inseguridad. Al encargado de combatirla, Miguel Ángel Osorio Chong, se
le reconstituyó la secretaría de gobernación en capacidades policiales en vano.
Por un lado, la complejidad del problema, la policía no es suficiente, tampoco
eficiente. La facilidad con la cual los negocios delictivos se incorporan al
mercado. Los pactos ocultos de autoridades con los criminales. Familias
empobrecidas que encuentran una salida “cierta” a su condición para allegarse
de recursos. Un modo de vida. Por si faltara, Osorio Chong tenía calidad de
presidenciable con credenciales priístas, su obsesión. Al ser humillado por su
par de Hacienda y sin la maldita candidatura la seguridad se dio por perdida.
El relevo Alfonso Navarrete Prida no considera el actual estado de cosas, no
llega a improvisar, pero ya cuenta con la legalización de la intervención de
los militares en contra del crimen.
El presidente Peña sólo quiere
salir indemne de su fracaso, no enfrentar cargos en su futuro pospresidencial,
para él y sus colaboradores. Espera de su sumisión a los Estados Unidos una
especie de salvoconducto. Siguiendo al pie de la letra los pasos de Calderón.
Se creyó que restando difusión a
las noticias relacionadas con las actividades criminales y publicitando las
capturas de los más peligrosos se podía transitar en esta área de la
administración, sin considerar variables incidentales al fenómeno delictivo:
corrupción, marginación y mercado. Las víctimas fatales podían ser acogidas silencio
de sus familiares o a la fosa común. Aquí no llegó la consigna del sexenio “Mover
a México”, el ímpetu reformador encontró un severo límite. El encargado de
administrar la información de delitos desde el Consejo Nacional de Seguridad,
Renato Sales, sigue en el puesto, justificando el fracaso.
Uno de los candidatos del régimen
ya declaró a Milenio.com (08-01-2018):
nada en contra de Calderón y Peña, es deseable la continuidad ¿Nos la merecemos?
O es un asunto que no les interesa. Sea lo primero o lo segundo hay removerlos
con el voto, el ciclo de los tecnócratas está consumido y hay que sustituirlo.
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Sumisión o insumisión, eso apuntan los grabados.
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