“han sido
numerosas las advertencias contra las tendencias maniqueas en el discurso
político norteamericano. El hecho de que Estados Unidos siga buscando monstruos
para destruir indica con cuánta frecuencia se han ignorado sus palabras. Ya sea
uno liberal o conservador, romántico o realista, fundamentalista o
antifundamentalista, la tentación de dividir al mundo entre el bien y el mal, y
verse uno ocupando el lado de los buenos, mientras el enemigo permanece en el
lado malo, es una tentación a la que debemos resistirnos. La maldad política
nunca puede ser derrotada adoptando su propia perspectiva sobre el mundo”
Alan
Wolfe
Por
experiencia profesional, la mayoría de los convenios que uno encuentra
publicitados como noticia no tienen efectos prácticos, son un catálogo de
intenciones, expresan un sentir impotente o son una pose para la foto. El
viernes 11 de noviembre, en el Club de Industriales de la Ciudad de México, se
firmaron dos convenios. Uno referido a la prevención del delito, el otro
convenio es para ubicar laboralmente a los mexicanos repatriados ante el
eventual cumplimiento de las ya conocidas amenazas de Donald Trump. De un lado
estaba Juan Pablo Castañón, del otro lado tres secretarios de Estado: Meade,
Osorio y Guajardo.
Bien a
bien no se informa con claridad quién promovió el evento. Si fueron las
autoridades políticas el lugar debió ser otro, perteneciente el Estado. Además,
otros actores debieron ser convocados, no sólo los empresarios; pero si la
iniciativa fue empresarial, no es el CCE la mejor cara para defender a los
migrantes que se fueron de México, en cierta causa, porque la plutocracia ha
sido incapaz de producir los empleos que México necesita. Eso no lo dicen y se
disfrazan de patriotas.
Lo que se
hizo evidente fue la preocupación elitista, distante de la actitud pragmática y
de buena vibra que pregona el presidente Peña Nieto. La reunión fue de caras
largas.
Deben
entender nuestros “líderes” que las circunstancias se enfrentan con una política
informada e incluyente, que define objetivos y establece una estrategia. Es del
dominio público que la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos no se da
en las mejores condiciones para México: un presidente de la república que se ha
hecho impopular (y ni le preocupa). Un Estado de Derecho asediado por la
inseguridad y la impunidad. Una economía que no crece lo suficiente como para
impulsar el desarrollo (calidad de vida).
Y de una
vez por todas, políticos y empresarios deben ser consecuentes e íntegros con
sus roles respectivos. Tienen que claudicar de su perniciosa pretensión de ser
políticos y empresarios a la vez.
De Donald
Trump sólo espero sea contenido, acotado, por la movilización popular
acompañada con la fortaleza de las instituciones de gobierno de ése país.
Mientras tanto, lamento que los estadounidenses tengan como presidente a su
Vicente Fox criollo mejorado a la n potencia, pues nada bueno traen al mundo
personajes que acceden al gobierno sin preparación.
*Coloquialismo que usamos cuando
una circunstancia o hecho produce hilaridad o miedo. No es el sentido que le
doy. Aquí rescato la palabra en el significado que compila Martín Alonso en su Enciclopedia del Idioma: “CAGADO-DA.
Adj. Fig. y Fam. S. XVI al XX. Que es para poco y sin espíritu.”
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