Cómo una ciudadanía como la
neolonesa acepta la conducción de alguien que se reconoce como bronco (RAE: tosco,
áspero, sin desbastar). Ya sé, coloquialmente el adjetivo puede ser un elogio,
una encomiable admiración. Nada más lo planteo para que no se den por
engañados. Hace quince años esa misma sociedad, para mejor precisión, el Grupo
Monterrey impulsó a Vicente Fox y la decepción que se llevaron fue grande. Pero
la política, la baja política, no se hace de experiencias sino de
oportunidades. Hoy, el estado de Nuevo León ha encontrado en Jaime Rodríguez el
clon de Vicente Fox.
Se está ante un demagogo, los
hechos y las obras podrán cambiar esta definición. El hecho es consumado, Jaime
Rodríguez gobernador. Desde la superficie, sin averiguar secretos o intrigas,
el nuevo gobernador que se reputa de “independiente” consiguió el aval popular
por dos razones: la primera, el PRI entregó la plaza anticipadamente al
postular a una conductora de televisión local, cuya campaña fue de tropiezo en
tropiezo; la segunda razón, una bien armada campaña de desprestigio en contra
de Rodrigo Medina y familiares que supo captar la indignación de la ciudadanía,
de cara a la gestión de gobernantes corruptos. La campaña se basó en denuncia
mediática no en el proyecto, otro parecido con Vicente Fox.
El sábado tres de octubre, Jaime
Rodríguez quedó ungido y protestó ante el Congreso local como gobernador
constitucional del estado de Nuevo León. Ahorrándose la cortesía política fue
amenazante, le falta cumplir su cruzada en contra de la corrupción, formalmente
tiene seis años para cumplir y develar que la historia de bandidos está
sustentada o estamos ante la repetición de gracejadas, como aquella de las
tepocatas y víboras prietas. De nuevo Fox.
Si el nuevo gobernador quiere
limpiar la casa en serio no serán suficientes las auditorías, tiene que
disponer del método indagatorio que le aporte las pruebas y así poder consignar
a su antecesor y sus colaboradores ente la autoridad competente. El desfalco de
las arcas públicas es un arte que tiene una primera regla para la autoridad
elegida: no firmar nada relacionado con contratos; la segunda regla, contar con
dos operadores que dirijan las artesanías en finanzas y obra pública. Si no
tiene el método, el nuevo gobernador está condenado a incumplir. Claro, puede
optar por medidas autoritarias, de excepción. Sería una gran aportación que
tuviera el método indagatorio.
Y la verdadera prueba de fuego
para el nuevo gobernador, construir una administración aseada y transparente,
rechinando de limpia.
El domingo 4 de octubre, Jaime
Rodríguez volvió a emular a Fox, ahora con una cabalgata y una reunión con los
leales en la Arena Monterrey (Se acumulan indicios para que no reclamen después
de engaño) Encuentro con una frase o consigna delirante: 2018, nueva
independencia de México. Sería bueno que el flamante gobernador informara de
que otro estado nación se tiene que independizar México. Ante el delirio se
alucina y yo alucine. A qué tipo de independencia se referiría. A la de Texas
respecto a México en 1837, para integrarse después como una estrella más de los
Estados Unidos, la orgullosa estrella solitaria. En eso pensé e imaginé, ahora
sí, un Bronco encabezando la secesión no sólo de Nuevo León, sino de todos los
estados fronterizos del norte. Ésta sería una “bronconsecuencia” hacia la
disolución del Estado mexicano.
En ese loco correr de los
caballitos, los grandotes con los chiquitos rumbo a la Arena Monterrey, se hizo
evidente el despunte de campaña, salvo para quienes no lo quieran ver, Jaime
Rodríguez candidato “independiente” a la presidencia de la república en el
2018. Como Fox, va estar en campaña y viajando. Fernando Elizondo se encargará
del gobierno de Nuevo León como Ramón Martín Huerta hizo lo propio en
Guanajuato.
Así, con una virtual candidatura
que se agrega a la de Andrés Manuel López Obrador, toma cuerpo y se hace
antojadiza la especulación por el 2018. Si ya se tiene al insustituible
candidato de la izquierda, si ya se tiene al candidato “independentista”, la
baraja del PRI ya inicia el descarte, y si me apuran me parecen que terminarán
nominando a Manlio Fabio Beltrones como su candidato ¿Por qué? Primero, ya se
rompió el patrón que hacía a algún miembro activo del gabinete el favorito y
seguro ganador; segundo, porque el PRI no tiene gobernador reputado para
postularse; tercero, contra el tabú que niega al dirigente del partido acceder
a la presidencia de la república (recordar el TUCOM y como algunos gobernadores
en el 2006 le ofrendaron en bandeja de plata la presidencia a Felipe Calderón) Las condiciones han cambiado en
un contexto de creciente denuncia popular en contra de los gobernadores
ladrones. Por eso, otra “bronconsecuencia” es la lista de tres nombres que
aparecerán en la boleta electoral de 2018.
¡Pobre Nuevo León! ¡Pobre México!
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