Le ha llovido al instituto
nacional de contaduría y administración electoral desde el 12 de agosto pasado,
después de emitir una votación de su Consejo General. El instituto no encontró
elementos para retirar el registro al Partido Verde Ecologista de México. Y
sustentó: los delitos probados ya habían sido sancionados. No hubo Impunidad.
Además, patrióticamente sentenciaron: las trapacerías perpetradas no fueron
suficientes para alterar el sistema democrático, ni la constitucionalidad de
las elecciones federales acaecidas el 6 junio recién.
A Dios gracias, la ilegalidad fue
inocua, según el INE. Malo si hubieran arrasado, lo cual era imposible de principio. Los del
partido canalla (Jorge Alcocer dixit)
participaron en coalición con el PRI, se pusieron de acuerdo. En la mayoría de
los distritos electorales, la candidatura y la suplencia correspondieron al
PRI, el resto –más de cincuenta- se lo quedó el PVEM. Ahí estuvo el truco. Es
difícil cuantificar el peso de la promoción ilegal, en qué medida benefició al
Verde. Pero menos sabemos sobre la eficacia de la estructura
PRI-Gobernadores-Presidencia para apoyar el compromiso sancionado por el INE.
En algunos distritos los priístas no tenían candidato pero tenían la consigna
de votar por sus aliados. Lo que evidencia que el PRI por sí solo pudo obtener
más diputaciones, pero prefirió recurrir al recurso de la coalición que la
agregó con un partido rémora.
¿Por qué lo hizo? Es una buena
pregunta. El Verde como factor distractor. Sus marrullerías llamaron la
atención desde antes del inicio de la campaña hasta el día de la jornada
electoral. Mientras ellos recibían los reflectores y la descalificación, la
estructura que consigue los votos operaba sin contratiempos para impulsar a
priístas y coaligados. El objetivo: conseguir la mayoría en el Congreso para
atenuar el golpeteo en contra del Presidente de la república y, obvio, tener
control de la llave legislativa.
Volvamos al inicio. El INE es un
organismo autónomo especializado en contar votos y administrar elecciones. El
INE no cuenta con método indiciario, eso se supone lo tiene la paniaguada
fiscalía encargada de combatir la delincuencia electoral. Por eso indigna el
que los Consejeros contadores le hagan al avestruz, ignoren las deficiencias
institucionales y todavía prodiguen loas a la fortaleza del sistema democrático
y a la constitucionalidad electoral, cuando fuimos testigos de que la
ilegalidad paga.
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