El conflicto laboral en San
Quintín, Baja California, no ha concluido. En todo abril y lo que va de mayo,
los jornaleros, en su mayoría migrantes indígenas de Oaxaca, no han visto
resueltas sus demandas. Por el contrario, les han dado de palos y a la cárcel
han ido a dar algunos, posteriormente liberados tras pagarse fianzas
millonarias por parte de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas. Una situación retrógrada de sobreexplotación que lleva décadas, a la
cual los gobiernos actuales, federal y estatal, no encuentran la fórmula de
resolución.
Se está ante la oportunidad y
prueba para saber de qué está hecha la reforma laboral, es decir, como está
operando la nueva legislación presumida como logro. Tal vez sea el caso de una
reforma inoperosa y la autoridad competente no puede. Entonces el remedio está
en la secretaría de gobernación. Así quedará establecido el patrón del
conflicto magisterial ¡Que lo resuelva gobernación!
Pero si no mientan la soga en la casa
del ahorcado, si la reforma laboral no exhibe sus beneficios, por lo menos que
hagan acto de presencia las políticas “transversales”, las “sinergias”
institucionales y toda esa palabrería repetida por la administración en curso,
demagogia heredada de la docena blanquiazul. Todo para que el gran proceso
transformador concluya con la realización paradigmática del Estado policía,
como legado del presidente Enrique Peña Nieto.
(En este sexenio le tocó a la
política laboral, incluido el tramo de la educación, cuando el Estado, a través
de sus representantes, limita su poder de decisión y sobre todo de arbitraje,
despojándose de su misión tutelar. La política laboral se anula. Se impone la
no política o el garrote. El chiste de la política es deshacer la política como
ya se hizo en lo agrario, en lo industrial, en la seguridad social)
De todo un conjunto de políticas
específicas, sectoriales, destinadas en el pasado a fortalecer el
corporativismo del PRI, desde tiempo atrás se viene desarrollando la política social,
la cual ya no responde a los ya devaluados tres sectores, restando poder a los
líderes gremiales, aunque permanezca el uso electorero de los recursos de dicha
política. La burocracia toma el control, en cualquier nivel de gobierno y sin
distinción de partido, disminuyendo la intermediación de las organizaciones
gremiales.
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* El encabezado de este artículo es tomado del título de
una obra teatral de Bertolt Brecht, que data de 1929-1930, una pieza parodia de
los evangelios y en el marco del absurdo mercantil. La obra se hace eco del Crack
del 29, la caída de la economía mundial de esa época. Tiempos de desempleo, los
puestos disponibles eran de bajos salarios y exceso de horas de trabajo, esto
último imperante en las condiciones de laborales de San Quintín hoy en día. Por
eso uno cuestiona, dónde queda el progreso que prometen los líderes políticos y
empresariales, se trata acaso de un progreso que ve al pasado.
** El cartón es de Rocha (La Jornada, 18-05-2015).
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