martes, 3 de febrero de 2015

Fiero lunes mediático

“No sabemos de ninguna época que haya estado exenta de matanzas.”
G. Steiner

“Es innegable que la historia ha sido siempre un aquelarre.”
G. Steiner

“El mercado de masas, los medios de comunicación de masas, son capaces de enterrar en vida.”
G. Steiner

“Un kalashnikov automático, un machete se han convertido para millones de personas en el emblema de la virilidad, de la afirmación personal, de la posible recompensa.”

G. Steiner

No es lo mismo vestir al niño Jesús el día de la Candelaria que, como dice el dicho ruso, arrojar el agua sucia de la tina con todo y bebé. La diferencia entre la devoción y el descuido.

El lunes 2 de febrero del año en curso, numerosas fueron la referencias (incitaciones) a descalificar la gestión de Peña Nieto en la prensa escrita: ya por el manejo de la economía que no crece conforme a las expectativas, la incredulidad en cuanto a la atención de los derechos humanos, la débil lucha anticorrupción –con una secretaría de la función pública desahuciada al principio y después resucitada con el nombramiento de un titular de despacho- y lo que se guste agregar. Todo ello forma una percepción negativa, a veces rabiosa, pero no da para una comprensión en perspectiva de los hechos, hasta confundir la justicia con la venganza en una audiencia impresionable. Por tal motivo vale la pena situar la actual coyuntura en sus significaciones omitidas.

Primero: Las cosas en su lugar. El proceso reformador evadió poner por delante la lucha anticorrupción. Relegada al final y de mala gana, este tema está empañando al conjunto de las reformas. Toda reforma lleva implícita una redistribución de poder y no depende solamente de la buena disposición de los partidos políticos representados en el Congreso. Si bien el conjunto de las reformas tiene una orientación proempresarial, en los hechos el reparto de pérdidas y beneficios dejó malestar entre los empresarios. No se trata de una mera discusión técnica, es la eterna disputa por el pastel que se sobre escribe encima de la letra de las “leyes del mercado”. Hágase la competencia en los bueyes de mi compadre.


Segundo: comparar magnitudes. La noche de Iguala ha catapultado una crisis de derechos humanos –ventilándose ya en Ginebra- que se viene arrastrando desde años atrás: La sangrienta fiesta de Villas de Salvárcar, la partida infernal en Creel, el daño colateral del fuego cruzado en el Tec de Monterrey. Son parte del historial de jóvenes asesinados en nombre de la guerra de Calderón. Más de ochenta mil muertes violentas, más de veinte mil desaparecidos. Un mar de investigación judicial en el abandono, sin producir cansancio, nada más se negligió. Eso sí, el acuerdo de un Plan Mérida surtido con recursos estadounidenses que se fueron a la basura. Una tomadura de pelo de cabo a rabo. De ser cierta la revelación de Raymundo Riva Palacio (El Financiero 30-01-2015) sobre la transacción inmobiliaria de unos terrenos de la Sedena por parte del entonces secretario de la Defensa, Gral. Guillermo Galván Galván, que pasaron a ser propiedad del tristemente célebre José Luis Abarca. Ocurrida está negociación del predio en el mismísimo municipio de Iguala, Guerrero. La noche de Iguala tiene secretos por revelar.
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La seguidilla epigráfica puesta al inicio viene de un libro que no se ocupa de México, aun así nos atañe de alguna manera. Del ensayista y crítico literario George Steiner (Errata. Siruela, 1999)

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