martes, 27 de enero de 2015

A los "Cúpulos", que también son vagos

"La política se convierte pues en un dominio acerca del cual se consulta a los expertos; el único debate versa sobre la elección de los medios, y no sobre los fines. Entramos en el reinado del pensamiento instrumental, donde cualquier problema debe encontrar una solución meramente técnica"
Tzvetan Todorov.



Los empresarios quieren entrar al circo romano ¿En calidad de qué? No lo aclaran, sólo expectoran su ya basta. No entienden que no entienden, que todo el trabajo reformador realizado en las últimas décadas, con el propósito de poner al país en sus manos, tendría consecuencias: la codicia desatada no encuentra asidero moral. Diluyeron al Estado y ahora se quejan de su pasividad, exigen mano dura. Omisos de los demonios que desataron, los empresarios, a su modo, se montan en la ola Ayotzinapa, a según sus propias entendederas.

Por su parte, el gobierno se encuentra atrapado en una explosión binaria, de doble perfil: Iguala, un caso judicial, transformado en Ayotzinapa, de contenido político. Mientras no se resuelva de manera pulcra y convincente lo judicial, la cuestión política seguirá hirviendo.

A fines de noviembre pasado, el presidente Peña Nieto propuso un decálogo en el que junta temas de seguridad, impunidad y corrupción, en la creencia manida de cambiar el marco legal para cambiar al país. El cambio de estructuras legales que ignora las estructuras subyacentes que mueven las lacras del país. Como no tiene forma de descubrirlas le encargó al Centro de Investigación y Docencia Económica la organización de un foro para desentrañar el inconsciente de las malas prácticas, rebautizadas por los investigadores positivamente como justicia cotidiana. En el fondo el tema no es otro que el respeto, mejor dicho, la falta de respeto.


Me temo de ese foro el parto de los montes, un ratón despavorido por el acecho de las ratas. Ojalá se pudieran extraer lecciones sobre la utilidad de las auditorías que se practican a las dependencias gubernamentales (interna, externa y fiscal de la federación) que no detienen los afluentes de corrupción que representan la licitación de contratos, la asignación de concesiones y el otorgamiento de permisos o licencias. En los hechos, las auditorías, no pocas veces, otorgan blindaje legal a la corrupción.
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Un libro manifiesto del humanismo perdido, así me parece El jardín imperfecto de Todorov (Paidós, 1999)

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