"La política se convierte pues en un dominio acerca del cual se consulta a los expertos; el único debate versa sobre la elección de los medios, y no sobre los fines. Entramos en el reinado del pensamiento instrumental, donde cualquier problema debe encontrar una solución meramente técnica"
Tzvetan Todorov.
Los empresarios quieren entrar al
circo romano ¿En calidad de qué? No lo aclaran, sólo expectoran su ya basta. No
entienden que no entienden, que todo el trabajo reformador realizado en las
últimas décadas, con el propósito de poner al país en sus manos, tendría consecuencias:
la codicia desatada no encuentra asidero moral. Diluyeron al Estado y ahora se
quejan de su pasividad, exigen mano dura. Omisos de los demonios que desataron,
los empresarios, a su modo, se montan en la ola Ayotzinapa, a según sus propias
entendederas.
Por su parte, el gobierno se
encuentra atrapado en una explosión binaria, de doble perfil: Iguala, un caso
judicial, transformado en Ayotzinapa, de contenido político. Mientras no se
resuelva de manera pulcra y convincente lo judicial, la cuestión política
seguirá hirviendo.
A fines de noviembre pasado, el
presidente Peña Nieto propuso un decálogo en el que junta temas de seguridad,
impunidad y corrupción, en la creencia manida de cambiar el marco legal para
cambiar al país. El cambio de estructuras legales que ignora las estructuras
subyacentes que mueven las lacras del país. Como no tiene forma de descubrirlas
le encargó al Centro de Investigación y Docencia Económica la organización de
un foro para desentrañar el inconsciente de las malas prácticas, rebautizadas
por los investigadores positivamente como justicia cotidiana. En el fondo el
tema no es otro que el respeto, mejor dicho, la falta de respeto.
Me temo de ese foro el parto de
los montes, un ratón despavorido por el acecho de las ratas. Ojalá se pudieran
extraer lecciones sobre la utilidad de las auditorías que se practican a las dependencias
gubernamentales (interna, externa y fiscal de la federación) que no detienen
los afluentes de corrupción que representan la licitación de contratos, la
asignación de concesiones y el otorgamiento de permisos o licencias. En los
hechos, las auditorías, no pocas veces, otorgan blindaje legal a la corrupción.
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Un libro manifiesto del humanismo perdido, así me parece El jardín imperfecto de Todorov (Paidós, 1999)
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