¿eran Profetas, o eran Necios y Locos?
William Blake.
Esperanza fundada en promesa es
vanidad. He escuchado al presidente Peña Nieto, su reiteración de fuga al
futuro, pues cualquier descripción certera de la realidad corre el riesgo de
ser incriminatoria de la clase política. La gran solución, hacer cambios a la
ley. El eslabón más débil, el municipio. Amnistía implícita a gobernadores y
funcionarios federales. Jueces y legisladores. Pero la ley, su modificación,
nada nuevo traerá sin modificar las conductas que llevan a la impunidad y a la
corrupción.
Si el problema del Presidente es
la falta de crédito (fe) concedido por la ciudadanía en el ejercicio de su
gobierno, es porque no ha hecho lo debido: pagar sus deudas. Por el contrario,
adquiere nuevos réditos para que crean en él. Ha tomado el rumbo de la insolvencia.
Poderosos compromisos inconfesos lo inmovilizan. La maniobra de adoptar el
lenguaje de la protesta es eso: una maniobra. El recurso retórico de la metonimia:
todos somos Ayotzinapa.
No hay necesidad de modificar la
ley, de nada sirve si antes no se aplica ejemplarmente la existente. El
problema no es la ley, las instituciones, sino las personas que están en la
primera línea de su cumplimiento. Esa parte se omite con rotundidad. La
novedad, encargada al CIDE en la persona de Sergio López Ayllón, reconstruir la
maltrecha fachada de la credibilidad gubernamental. Si eso lo puede hacer el
CIDE, el resto de las instituciones gubernamentales está demás. No es cierto.
El Presidente nos debió el coraje
para denunciar, con nombre y apellido, el frente interno que lo lastra. Los
colaboradores que le han fallado apoltronados desde la excusa “sectorial” del
no me corresponde. La seguridad, la corrupción, la impunidad son tema de todo
el gabinete, del Poder Judicial, del Poder Legislativo y órganos autónomos. No
se hagan tontos.
El colmo, volver a la palabrería
de las reformas “estructurales”, del programa de infraestructura, bla, bla,
bla. Vi un Presidente sin coraje, que no es lo mismo que iracundo, incapaz de
denunciar lo que no se hizo bien. Se anuncian cambios de la ley sin ser
puntuales en los resquicios de la actual legislación que garantizan el
quebrantamiento de la ley dentro de la ley. La excepción en toda la extensión
permitida por la ley.
Le faltó coraje al Presidente.
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