A la hora de redactar los temas
de la actualidad política mexicana, hay que armarse de paciencia y voluntad
para leer piezas menores y poco fortificantes para el espíritu. El caso es que
el acopio de las declaraciones plasmadas en las páginas oficiales de las
oficinas gubernamentales no son un deleite. Se puede abreviar si sólo se acude
a la página de la Presidencia.
Es conocido que el anuncio más
espectacular del segundo informe de gobierno de Peña Nieto no se refirió a la
corrupción, ni a la rendición de cuentas, se trató sobre el nuevo aeropuerto
internacional del Valle de México. Es muy claro que: “Actualmente el Aeropuerto
muestra una saturación que restringe la comunicación entre las entidades del
país, limita la conectividad de México con el mundo; frena el comercio y las
inversiones; y genera demora para los usuarios.” Se trata de una obra pública
demandante de recursos públicos para garantizar un servicio público. Así de
sencillo y llano. Luego entonces, por qué desde el mismo gobierno se construye
un castillo de expectativas que nadie la ha pedido (al menos no se tiene una
consulta popular sobre la cual levantar expectativas) Como si no se conociera
la experiencia desastrosa de Vicente Fox al respecto, cuando quiso construir un
nuevo aeropuerto que terminó en una segunda terminal y un tren elevado
construidos por arriba de lo presupuestado.
El actual gobierno se embarca a
inflar el globo de un proyecto en el tradicional esquema de cacarear antes de
poner el huevo y pone a declarar sin el recato que obliga la experiencia
fracasada mencionada. Después del casto sigilo se pasa a la orgía grandilocuente.
Es cierto que no se ha querido improvisar, los estudios técnicos se ordenaron
“desde el primer día de esta administración”, que se actuó con responsabilidad
sin el acicate del corto plazo. Entonces para qué el secretario de
comunicaciones y transportes pone el proyecto en la agenda de lo urgente ¿Cuál
es la prisa? Máxime cuando son una buena cantidad de procedimientos que se tienen
que cumplir.
Si el Presidente afirma que todas
las acciones a emprender “se harán con absoluta transparencia y pleno respeto a
la ley, garantizando la protección de los derechos de los habitantes de las
colonias y comunidades colindantes a este proyecto”. Por qué el secretario de
SEDATU sale a mentar la soga en la casa del ahorcado, anticipando que las
expropiaciones no vienen al caso debido a que los terrenos del proyecto son
propiedad del gobierno. Ignora que la posibilidad de un conflicto social no
está ligada exclusivamente al tema de la expropiación. En Gobernación deberían
advertir al titular de la SEDATU.
Se habla de una propuesta hídrica
¿Continuación del Plan Texcoco? modelo de restauración ecológica. La propuesta
que resolverá el problema de las inundaciones en el nororiente del Valle de
México, así como el tratamiento de aguas residuales. Acaso es necesario
construir un aeropuerto para resolver graves problemas ambientales. Si esa es
la lógica, la política ambiental se significaría por construir aeropuertos.
En el circo de las expectativas
se estima “que una vez terminada la primera fase de la terminal aérea, podría
generar hasta 3 mil 200 millones de dólares adicionales en divisas, cada año.”
Cuál es la fórmula desde la cual se hizo el cálculo ¿Se podría difundir? Pero
no hay cornucopia completa si no se extiende al desarrollo social y económico:
“No sólo se trata de un proyecto aeroportuario, se trata de la suma de
acciones, de desarrollo social y económico, que transformará una zona de alta
marginación en otra de magníficas oportunidades para sus habitantes.” ; También
“se prevé que la estructura económica de la región se fortalezca y exista
crecimiento, en todos los sentidos en la zona, toda vez que se construirán
universidades especializadas en la industria del aire, tecnológicos, espacios
sociales, deportivos y culturales, así como clínicas y hospitales.”
“Será un aeropuerto verde,
amigable con el medio ambiente, que brinda también una oportunidad única para
resolver problemas que han afectado a miles de familias de la zona por varias
generaciones; permitirá rescatar una zona degradada y convertirla en un polo de
desarrollo sustentable” ¡Ah Caray! El acero, los metales, el cemento, el
material pétreo y plástico se pintarán de verde. Cuántas especies de flora y
fauna albergarán al nuevo aeropuerto.
Y para completar, se habla de
“aeropuertos épicos” con certificación Leed Platinum “para contribuir a
consolidar la identidad nacional.”
Es clara la razón técnica del
proyecto y no requiere de tantos adornos barrocos. O se trata de una
construcción a la usanza de los antiguos tlatoanis.
Mi humilde opinión es que para
una cuenca tan deteriorada como la de México, como la describe Exequiel Ezcurra en su trabajo de 1990 De las chinampas a la megalópolis
(F.C.E. 2011), con variables ambientales adversas cifradas en el uso del suelo,
la contaminación y el crecimiento poblacional, así como altamente dependiente
de recursos de otros ecosistemas, el agua y los alimentos entre ellos. La
verdad que la opción del nuevo aeropuerto está en Tizayuca, Hidalgo.
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