La prensa sigue clavada en las
hazañas peñistas cifradas en el sometimiento del crimen organizado. Muy bien, mezquino
sería encarecer el aplauso, el comentario, la crítica. Como siempre, la prensa
nos invita a patinar en la superficie.
Lo que no dice es que ha iniciado
el tiempo mesiánico del actual gobierno. El caso es que no se trata de una
decisión de Enrique Peña Nieto. Es el imperativo actancial de la presidencia de
la república: actuar como un poder salvífico.
Ya en otra ocasión expuse el
papel del mito mesiánico en el ejercicio del poder presidencial. La política y el ciudadano en México.
(UNAM, 1989)
Tampoco podemos ignorar al
pariente ideológico del milenarismo que observó Luis Villoro en la fundación
del México independiente.
Le podemos seguir, el efecto del
mesianismo en el pensamiento de izquierda. Ernst Bloch. Thomas Münzer: el teólogo de la revolución. (Editorial Ciencia
Nueva, 1968)
Ya encarrerados, el citado en
otra entrega, Franz Rosenzweig, La
Estrella de la Redención. Una fuente invaluable para comprender la política
mesiánica desde sus orígenes.
A lo que voy es a lo siguiente.
Parece que la lucha en contra de la delincuencia organizada y de cuello blanco
desplegada en los últimos días se propone dotar de poder salvífico a Enrique
Peña Nieto.
Vale advertir, que sin éxito, lo
mismo quiso hacer Felipe Calderón. Es otra situación. Lo que se impone es la
realidad del tiempo mesiánico, no fácil de eludir. Miguel de la Madrid y
Ernesto Zedillo lo intentaron. El resultado para el priísmo no fue el mejor.
Del mesianismo también se ha querido aprovechar la izquierda.
La razón es sencilla: “El Jesús
histórico ha de quitar siempre de debajo de los pies del Cristo ideal el
pedestal en que querrían ponerlo sus adoradores filosóficos o nacionalistas; ya
que una idea termina por aliarse con cualquier sabiduría y cualquier oscuridad
particular, para prestarle su propio halo de santidad” (Rosenzweig).
El asunto no es la sobrevivencia
de tal o cual partido, sólo el presente y el futuro del país. Hemos sobrevivido
un año de reformas. Reformas que se presumen en el ejercicio de la razón “técnica”
¿Son una salvación? ¿Para quién? Por ello es importante atender el tiempo
mesiánico que se impone. Alto riesgo es limitarlo a la lucha en contra de la
criminalidad. La reforma del capitalismo real es la próxima estación del tiempo
mesiánico.
Lo fácil, lo que se dice fácil,
no está en un parpadeo. En otra circunstancia histórica, el ícono del
mesianismo histórico enfrentó a los mercaderes, a los fariseos, al imperio ¿Por
qué habría de ser diferente?
Al final de cuentas la victoria
simbólica estuvo en el apoyo del pueblo. Palabra que, por cierto, también ha
sido degradada por los neoliberales en ese horroroso “ismo” llamado populismo.
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