jueves, 5 de diciembre de 2013

El trueque del sexenio


Avanza la consumación de la enésima reforma política. El pago que tiene que hacer el presidente Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional en consecuencia, para sacar adelante la reforma energética. De ahí la urgencia de apurar las dos reformas antes de que concluya el actual periodo de sesiones del Congreso.

En otra ocasión comenté que la reforma política está perfilada para remodelar el hábitat y garantizar el confort de la clase política. En esa línea, se trata de una reforma para la reproducción de la clase política. Una reforma de y para los partidos, de bajo contenido ciudadano y con una mayor dosis de burocratización de la autoridad electoral.

Si los partidos realmente quieren validar la aceptación que tienen de la ciudadanía, que empiecen por deslindar sus finanzas de los recursos públicos, de las grandes empresas o de los sindicatos. Que sean sus militantes y simpatizantes los que se encarguen de sostener económicamente a los partidos.

La lana es primero, así lo concebía Luis Echeverría Álvarez cuando le decía a Heberto Castillo Martínez que sin dinero su partido (Partido Mexicano de los Trabajadores) no iba a desarrollarse. Años después, el neoliberal Ernesto Zedillo Ponce de León así lo entendió, cuando justificó el incremento de los dineros públicos a los partidos para que, supuestamente, no recurrieran a los dineros del narcotráfico.

Estamos ante una reforma voraz en la medida que ve preponderantemente el beneficio de los partidos.

El presidente Peña Nieto es consciente de que no ha sabido comunicar los beneficios de las reformas, será porque son escasos por excluyentemente dirigidos. Las del Trabajo, Telecomunicaciones y Energética, por ejemplo, con una vocación clara para favorecer la reproducción del capital. En cambio, las reformas Hacendaria, de Transparencia y la Educativa con un mayor potencial de contribuir a la formación de ciudadanía, ahí donde el país lo requiere para superar la vergonzosa yuxtaposición de un país que presume de sus riquezas y al mismo tiempo es habitado por millones de pobres.

Por algo es el Partido Acción Nacional el principal defensor de la reforma política y así va realizando su agenda de la mano del Presidente. Enrique Peña Nieto quiere ser reconocido como un presidente reformador, al costo de convertirse en el primer panista del país.

No hay comentarios.:

Powered By Blogger