La explosión del jueves 31 de
enero, en la torre B 2 de PEMEX, adyacente a la torre Negra, desgració
familias. La de los muertos, heridos y los que aún no han contabilizado,
aquellos que recibieron un trauma como consecuencia del estallido y merecen
atención.
La atención no inhibe, más bien
va paralela a la investigación con una pregunta del dominio público ¿Qué pasó?
Es lo que se le ha pedido a las autoridades. Si la autoridad se tarda en dar
respuesta ese espacio lo ocupa el chisme, la comunicación social más antigua de
la humanidad. Esta afirmación no es para flagelarse como si se tratara de un
síndrome de los mexicanos. Si les digo que el chisme es internacional me
creerían.
El proceso posterior a la
explosión se llama investigación. Tomar y organizar los datos que expliquen lo
sucedido. Bueno, ayer la autoridad a través del procurador Jesús Murillo Karam,
ya dio un avance creíble. Se trató de la ignición de un gas natural –Metano-
que se puso caliente en el sótano del edificio siniestrado. Es incoloro, no
despide olor, difícil es detectarlo en circunstancias normales, esto es, a la
intemperie. Distinto al gas Halon, gas industrial, que se fabrica para llenar
los cilindros que se utilizan para apagar el fuego, los conocidos
extinguidores.
La investigación no está concluida
y tiene preguntas en su indagación: ¿Cuánto gas se tiene que acumular para que
se dé una explosión de tal magnitud? ¿La fuente del gas era una tubería
exprofeso, instalada dentro del edificio dañado? ¿Se tenían en cumplimiento las
normas de seguridad industrial que al menos dispondrían de un mecanismo de
extracción del Metano en un sótano?
La investigación no tendría que
ser tan complicada pues se tiene un Instituto Mexicano del Petróleo que podría
dar resultados consistentes, sólidos. Pero en este caso nadie lo ha mencionado
por la sencilla razón de que es una de las instituciones públicas que ha sido
blanco del desprestigio en boga que consigna a todo lo que proviene del sector
público como deficiente, corrupto, malo. Lo mismo le ha ocurrido al Instituto Nacional
de Investigaciones Nucleares. Ambos sectorizados dentro de Energía.
El caso es que no se tiene la
conclusión pericial, ministerial, de la PGR. Estamos de acuerdo.
La cuestión es si el actual
gobierno está interesado a fortalecer al sector paraestatal que es clave para
la conducción del desarrollo nacional: petróleo, electricidad, agua, recursos
no renovables. O si considera, como lo parece, que se trata de actividades de
las que tiene que hacer cargo la iniciativa privada.
De PEMEX todos sabemos que es de
todos los mexicanos, pero particular y beneficiosamente, de los contratistas,
de los funcionarios corruptos y de la aristocracia sindical ¿Qué opina el
Partido Revolucionario Institucional al respecto?
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