martes, 31 de enero de 2012

"Bazucazos" electorales





El proceso electoral consta de cuatro etapas: preparación, jornada comicial, presentación de resultados y dictamen con todo y declaración de validez. Estamos todavía en la preparación, larga etapa en la que todo puede pasar.



Desde Los Pinos existe la convicción, el ansia fuerte y loca, de evitar el triunfo del Partido Revolucionario Institucional o del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, según se dé el resultado. La alternancia no se ve en el horizonte de lo que desea Felipe Calderón. No, él quiere institucionalizar una nueva era de glaciación de color azul. Para tal propósito, contaminar el proceso electoral con expedientes judiciales es una acción muy a modo pues en sí no representa violación de la legislación electoral. Se dirá que sólo se busca perseguir el delito.



Pero primero va el uno y luego va el dos. Esto es, en una primera etapa de lo que se trataría es descarrilar la locomotora priísta, la candidatura de Enrique Peña Nieto. Reactivar o abrir indagatorias, tengamos presente que ya empezó con uno de sus correligionarios –Vicente Fox- y no es que a Calderón le apure el enriquecimiento inexplicable del ex presidente. Nada de eso. Lo que inquieta del guanajuatense son sus dotes de profeta y a quien quiera oírlo le ha expresado que el próximo presidente de México será el ya citado Peña Nieto.



 El caso es que la Procuraduría General de la República, con una actuación gris respecto a una de sus principales encomiendas, como lo es combatir el crimen organizado, donde ha tenido un bajo perfil, jala para sí todos los reflectores como brazo de la persecución política del gobierno federal. Ya empezó incautando el trasiego de millones de pesos del gobierno priísta de Veracruz el viernes pasado. Ayer lunes 30 de enero lanzó otro “bazucazo” a tres ex gobernadores priístas de Tamaulipas. Pero de qué se trata esta enjundia persecutoria. Se busca detener el regreso del PRI, de acabar antes de las elecciones con las aspiraciones del mexiquense. Si eso se logra antes de que inicien las campañas a fines de marzo, entonces vendrá el dos.



Liquidado el priísta viene la siguiente operación: detener a López Obrador con la reactivación de la campaña negra y la emisión de “bazucazos” procedentes del presupuesto federal para disuadir el voto a favor del tabasqueño. Neutralizada la oposición desde Los Pinos se considera que hasta con un candidato que es antítesis del carisma y además pendenciero, el PAN tiene asegurada por un nuevo sexenio la presidencia de la república. Eso es lo que creen.



Pero yo creo y espero que la ciudadanía castigue a Acción Nacional en las elecciones federales de julio próximo, de manera clara y contundente, relegándolo al tercer lugar. Quien ha sembrado la discordia entre los mexicanos no merece un refrendo de otros seis años. La oposición, por su parte, no se puede confiar ante un presidente faccioso y marrullero, mentiroso y que nos ofende con su cínica sonrisa. Quien además acomoda la versión de los hechos sin conceder nada a los adversarios. Sólo su “verdad”. El otro día en Davos, justo cuando hizo la recomendación a los europeos de utilizar la bazuca, Calderón recordó elogiosamente un episodio que ocurrió en tiempos de Bill Clinton, el salvamento financiero de la economía mexicana que entró en crisis con Ernesto Zedillo. No dijo que eso sucedió en tiempos donde el PRI era gobierno, ni tampoco informó sobre los costos del salvamento en materia de soberanía. En fin, hay que considerar que una verdad a medias termina por ser una mentira completa. No sé si alguien lo dijo ya pero suena bien.

  


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