lunes, 13 de junio de 2011

El hundimiento de la transición democrática


La mayoría de los diarios resaltaron esta mañana los dichos que expuso Felipe Calderón a estudiantes de la Universidad de Stanford, en California Estados Unidos, ayer domingo 12 de junio. Con evidente falta de respeto hacia los jóvenes graduados, Calderón utilizó el foro universitario de ésa universidad para lanzar un mensaje político hacia sus opositores, al ejercicio del poder en tiempos del partido hegemónico, o sea, dirigido al Partido Revolucionario Institucional. Qué caso tenía para los participantes en la ceremonia de graduación, escuchar un discurso de medio pelo que lo único que pudo estimular fue el fastidio para muchos de los presentes. Egocéntrico y demagogo, Felipe abusó de la audiencia. Pago caro su actitud, pues por el cielo del campus universitario una avioneta desplegaba una manta con la pregunta que todos los mexicanos y el mundo civilizado se hace: “¡40 mil muertos! ¿Cuántos más? Agregado con la simbolización de la campaña NO + sangre.

Como toda proposición maniquea, se recurre a la simplificación de la realidad, no explica, sentencia a partir de la desproporción de los excesos verbales. Dice que antes, bajo el régimen autocrático, todos los gobernadores estatales y todos los senadores eran del mismo partido. No dice que hace más de cinco lustros esa característica se fue modificando; Tratando de formular su autoelogio, dijo que ese único partido (entiéndase el PRI) controlaba todo. Por ejemplo, lo que se decía en los medios, lo cual empezó a cambiar hace un buen rato, sin que por ello se haya desterrado la actitud de los gobernantes por influir en los medios ¿Acaso no lo sigue haciendo Calderón?; Lo que debían enseñar las escuelas, hoy en día se sigue postulando de manera programada lo que se debe enseñar en las escuelas; Qué conciertos de rock se permitían, que para los nacidos de 1970 para acá eso no tiene sentido pues los conciertos de rock son parte de la cotidianidad y nada se le debe a los panistas; Antes se masacraban estudiantes, se desaparecía a los oponentes al régimen. Con qué cara se pone a afirmar esto si en su gobierno han muerto y desaparecido miles de personas a causa de su necedad. Qué le pregunte a los familiares de los muertos y de los desaparecidos qué les parece su gobierno; Afirma Calderón que él y su familia vivieron épocas muy difíciles por ser opositores, tanto como para participar de una cruzada heroica y utópica. Que se sepa ni fueron reprimidos brutalmente, tampoco encarcelados, pues su familia y su partido se desempeñaban como oposición leal al régimen que mal describió a los estudiantes.

No se encuentra cómo estos dichos podrían ser del interés de los graduados de Stanford.

Pero no paró ahí Felipe. Aprovechó para acusar a los indígenas mexicanos como uno de los responsables del cambio climático, sin hacer el debido contexto histórico, como si los indígenas fueran viles talamontes. Sin enfatizar que el cambio climático es promovido principalmente por los países que hacen un uso dispendioso de hidrocarburos. Bueno, eso hubiera sido mentar la soga en casa del ahorcado.

Y como decía al principio, a Calderón le valió gorro la ceremonia de graduación, su propósito fue el de exhibirse como el conductor político de su partido, tal como se hacía en el pasado “autocrático” que critica. Felipe está en campaña sucia, así como Vicente Fox enseñó el cobre enderezando el juicio de desafuero en contra de Andrés Manuel López Obrador, ahora Calderón se empeña en judicializar la política con tal de no entregarle al candidato del PRI la banda presidencial. Está dispuesto a hundir la transición democrática. El PRI, la oposición, tendrán acaso la inteligencia para evitar que la derecha se salga con la suya.

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