En las expresiones combate al crimen organizado, guerra al narcotráfico o diálogos por la seguridad, se encuentra un retorcimiento de las instituciones que desde el actual gobierno se ha operado. En una misma licuadora se ha puesto a la Secretaría de la Defensa, a la Secretaría de Marina, a la Secretaría de Seguridad Pública Federal y a la Procuraduría General de la República, depedencias que periódicamente son convocadas en el seno del Consejo Nacional de Seguridad para producir un brebaje que la sociedad y parte de los medios no están dispuestos a tragar.
Lo de arriba viene a cuento porque en noviembre del año 2001 se puso en marcha la Agencia Federal de Investigación Federal, hace nueve años. La ordenó el presidente que hizo poco para contener a la delincuencia según su sucesor (Fox fundó el organismo/Calderón descalificó al padre de la criatura) Haciendo a un lado dimes y diretes de distinguidos panistas, nueve años serían suficientes para hacer una evaluación de lo realizado por la AFI y ocasión para hacer contraste con desaparecida Policía Judicial Federal. Ejercicio que si se ha hecho no es del dominio público y difícilmente lo será, pues la mayoría de la información que procede de la PGR y sus entes se encuentra a reserva en su propio reino de opacidad, lejos de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental que se promulgó en tiempos de Fox ¿Otro desacierto?
Por el énfasis que le ha puesto la actual administración a la erradicación de la delincuencia organizada, la AFI debería estar bajo reflectores pues es la institución que tiene como misión “Ser auxiliar eficaz del Ministerio Público de la Federación para la investigación y persecución de delitos del orden federal y de aquellos que siendo del fuero común afectan la seguridad nacional o sean atraídos por el ámbito federal y cuya actuación deberá ser con estricta observancia a la legalidad y respeto a los derechos humanos, ésta es su razón de ser.” Pero esa es la retórica de una supuesta planeación estratégica. Más pleonasmo o así está bien.
A cargo de la AFI está el combate al narcotráfico y a la corrupción, no obstante su presencia ha sido discreta, gris, opacada por los operativos del Ejército, la Marina y la Policía Federal Preventiva. La Agencia, que en su momento se le presumió como el FBI mexicano, a saber porqué, ha quedado rezagada dentro del gabinete de seguridad, presupuestalmente no ha sido bien acompañada, languidece en el semiostracismo. A su titular, el almirante Wilfredo Robledo, le han secado las ansías protagónicas que en otros puestos policíacos desplegó. Su jefe inmediato, el procurador Arturo Chávez Chávez, ha mostrado poco ánimo para proyectar hacia adelante a la Agencia en cuestión. Ni siquiera le merece al procurador hacer una buena convocatoria en el aniversario de la dependencia, le dedica un discurso con malos trazos.
El derrotero sin gloria de la AFI está relacionado con una conducción del Ejecutivo que no ha sabido alinear al gabinete de seguridad, empezando por no darle su lugar a la AFI que formalmente estaría en la punta de lanza de la acción policiaca en contra de la delincuencia. Será acaso porque desde el gobierno se desacredita a las instituciones, que en el inconsciente del panista opositor que aun vive en Calderón, siguen siendo representaciones del mal gobierno.
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