Como algunos cheques, el acuerdo entre el PRI y el PAN que firmaron sus dirigentes el 30 de octubre de 2009, no tenía fondos que lo respaldaran. El acuerdo ha rebotado antes de conocerse en papel. Era balín. Vaya acuerdo, con testigos de honor de por medio, que sólo tenía redactada una obligación para las partes signatarias: no establecer alianzas entre partidos que tuvieran plataformas, principios y programas opuestos. El acuerdo del no a las alianzas contra natura en el Estado de México durante el año 2011. Una monumental babosada que tiene consecuencias de mayor fondo que la descalificación de los participantes y las instituciones que representan.
Si las cosas no han ido bien en la política mexicana durante lo que va del sexenio de Calderón, el acuerdo mentado apunta a que las cosas empeoren en detrimento de la democracia (ver encuesta de El Universal: Democracia del país defrauda a un 69%) Ni siquiera los oficios del Presidente y el líder de la fracción parlamentaria de los senadores del PRI que se sugiere (Carlos Ramírez: PRI-PAN enlodaron democracia) serán suficientes para la actual deriva política que dilapida la escasa confianza que le depara la ciudadanía a los partidos.
Los efectos se darán sobre dos espacios públicos relevantes. Uno es el de la gestión gubernamental en sus tres niveles, que acusará mayor aturdimiento y parálisis en los gobiernos, pues la fuerzas políticas gobernantes provocarán a sus rivales y se cuidarán de no caer en la provocación. La rispidez será moneda de curso común.
El otro tema es netamente electoral, con elecciones locales en las que se elijen 10 gobernadores, con trece procesos que se verificarán la mayoría el próximo 4 de julio. Con o sin alianzas entre partidos, la desconfianza de los ciudadanos tiene motivos para expresarse, ausentándose de las urnas o anulando su voto en la urna, con el propósito inocultable de deslegitimar los procesos en puerta.
Ahí están las consecuencias de encuentros en la sombra, que al ser alumbrados a la luz del día han desatado el desencanto de los amantes, pues ella lo descubrió lampiño y a él, ella le pareció con barbas.
Así queda desfondado el quehacer político en busca de reformas que ya no se darán, si es que ocurren, con la profundidad deseada. No hay DIA que alcance para desfacer el entuerto, oportunidad de la izquierda para distanciarse de quienes en el fondo los desprecian.
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