Realmente podemos considerar temas relevantes el asunto de las alianzas electorales desde el punto de vista del interés ciudadano. Es acaso de interés los chismes de palacio que se desataron desde la renuncia de Fernando Gómez Mont al PAN la semana pasada. ¿Vale considerar la esquizofrenia de nuestros políticos? Quien esté libre de patologías que tire el primer diván. Se trata de basura informativa sin ignorar que se puedan explotar vetas relevantes, como la exhibición de panistas y priístas a la hora de cocinar el paquete fiscal 2010 con toda su pestilencia ¡Así se arreglan las cargas impositivas!
Hay información de mayor relevancia que no corre con mayor suerte, como los reportajes de El Universal sobre el destino final de los subsidios al campo. Muy afanosa nuestra clase política por generar más cargas fiscales, sin conceder una mejor aplicación de los recursos obtenidos. El desdén total de un secretario de agricultura que se siente merecedor de los subsidios al campo, como si su concentración diaria no debiera estar en las tareas del despacho que tiene encargado. En este momento no se sabe ya si el secretario Francisco Mayorga está entregado a la encomienda presidencial o a atender los deberes de próspero agricultor. Desde la óptica patrimonialista que adopta no tiene sentido la distinción. Lo público convertido en disfrute privado.
Lo acontecido en nueve años de gobiernos a panistas a cargo del Ejecutivo federal no representa una mejora presumible respecto a sus antecesores. Por el contrario, han caído en el desprestigio de sus prendas políticas por la misma razón: abuso de poder, impunidad. Así como los gobiernos del PRI terminaron por acabar sus prendas revolucionarias y de justicia social, en el PAN su inclinación democrática y ciudadana no pasó la prueba del ejercicio del poder, a lo Falsaria, eran fingidas. A toda la clase política no le interesa que los resultados engrandezcan a la sociedad mexicana en su conjunto. Lo que les interesa es dedicarse de tiempo completo a los concursos electorales. Particularmente para Felipe Calderón y su partido, las elecciones lo son todo.
Ante tal desarreglo lo que viene se anuncia con tambores de guerra. Ya tenemos desatada la violencia del narcotráfico catalizada por la acción del gobierno. Ya veremos que nos deparan las elecciones locales en Oaxaca, Sinaloa, Veracruz y Zacatecas. Que nadie se sorprenda si hay más muertos. Ya veremos que nos depara la ofensiva gubernamental en contra de los sindicatos, otro frente de guerra y de muerte. Ya veremos lo que tiene que sufrir la ciudad de México ante el asedio gubernamental ¿Más muertos?
Instalada la violencia, la paz social se ha resquebrajado.
¡Así se celebra el día del Ejército! Con 94 mil 540 efectivos dedicados a labores que corresponde a civiles (La Jornada) ordenadas por su incivil jefe, sin la cobertura legal que los ampare.
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