Los doce mil muertos, más menos, resultado de ejecuciones al fragor de la guerra declarada por el gobierno de Felipe Calderón al narcotráfico, son la materia de cambio del Partido Acción Nacional por el voto ciudadano el próximo 5 de julio. Según las estimaciones de distintas encuestas, la ciudadanía no está dispuesta a celebrar espeluznante intercambio pues no votarán mayoritariamente a favor del PAN. Y no es que la población, al negar su voto al partido oficial, esté a favor del crimen organizado, sólo intuye que la estrategia gubernamental contra la inseguridad ha fracasado y no le ve sentido ofrecer su voto por lo que no funcionó. El mismo Felipe Calderón sabía, desde el inicio de su cruzada, que la estrategia costaría sangre y no concluiría durante su administración. No ha dicho si el derramamiento de sangre tiene un límite. Tampoco tiene seguridades de que su sucesor continúe con su estrategia. A estas alturas tampoco se tiene certeza de que Estados Unidos logre reducir el consumo de estupefacientes en su territorio, ni corte de tajo el trasiego de armas hacia México. Igualmente, Colombia no da garantías de erradicar la producción de materia prima base de estupefacientes. Eso sí, ya se ha dicho hasta la saciedad, México pone los muertos. El fracaso de la estrategia gubernamental, al día de hoy, es redondo. A pesar de ello, el PANgobierno ha construido sobre ruinosa estrategia anticrimen la plataforma de su campaña electoral. Y es que la violencia sigue incontenible, con la fuerza capaz de silenciar al vocero oficial en materia de seguridad, Monte Alejandro Rubido García, vocero que se ha quedado afónico o simplemente decidió no subirse a las tablas. La violencia desatada por el crimen organizado va acumulando relatos de un México al borde del caos, incluso en entidades que por ser de gobierno panista se les consideraba fuera de la espiral de violencia. Para muestra Guanajuato y la crónica de 120 minutos de terror tomada del periódico Correo de Guanajuato:
“Fueron 120 minutos de terror los que vivieron estudiantes de la Telesecundaria 70. Gritos, desmayos, pánico entre los alumnos al escuchar las detonaciones de armas de fuego, la explosión de una granada y lo peor, la incertidumbre de no saber qué pasaba afuera de su escuela.
“Minutos después de las 10 de la mañana, transcurría con normalidad la cuarta hora de clase. La calma se rompió cuando se empezaron a escuchar balazos.
“Sin saber qué hacer o hacia dónde correr, 215 alumnos vivieron los peores momentos de su vida.
“El continuo rafagueo de las armas y la explosión de una granada fue inevitable que los estudiantes no lo escucharan. La institución educativa se encuentra a escasos 40 metros de donde policías federales y estatales se enfrentaron a presuntos integrantes de "Los Zetas".
“Las ventanas de cada una de las aulas que alberga la Telesecundaria 70 se cimbraban ante cada disparo.
"Tírénse al suelo"
“Durante los 20 minutos que duró la balacera, alumnos de esta institución educativa, no sabían qué hacer, si esconderse, correr, llorar, gritar, pedir auxilio… Al escuchar la primera detonación, el sentimiento que inundó los salones fue la incógnita de no saber qué pasaba.
“Segundos después, vinieron las demás, en ese momento y al verse entre sí, alguien gritó "tírense al suelo", la reacción instintiva fue inmediata.
“Muchos alumnos se quedaron quietos, como si alguien los estuviera vigilando, otros más lloraban.
“La mayoría se aferraban a sus butacas como si éstas pudieran defenderlos de los ruidos ensordecedores que se escuchaban de fuera.
“Esos 20 minutos parecían eternos, las clases se suspendieron, las matemáticas, la historia, el español, el inglés, las demás materias quedaron en el olvido cuando se comenzaron a escuchar las detonaciones, las asignaturas podían esperar.
“Incluso, en ese lapso, nueve de los alumnos no soportó más, sus nervios los traicionaron y se desmayaron; el pánico, el miedo, la incertidumbre, la zozobra fueron los sentimientos que reemplazaron a las risas y los planes de fin de semana.
“Al concluir el enfrentamiento entre policías y presuntos sicarios, todavía tuvieron qué esperar más tiempo. El silencio se expandió sobre los estudiantes, ahora preguntándose qué había pasado.
“En medio de un ambiente incierto, sin nadie que diera explicaciones, que informara la situación que se vivía en la calle, adolescentes de 11 y 15 años de edad, tuvieron que esperar 120 minutos que nunca olvidarán para que fueran rescatados.
“Así, en la incertidumbre, fue hasta casi el mediodía cuando fueron rescatados, padres de familia ansiosos esperaban ver a sus hijos”
Afuera del plantel quedaron 12 sicarios muertos, presumiblemente pertenecientes a Los Zetas. Viernes 26 de junio que los estudiantes de la telesecundaria de Apaseo el Alto, Guanajuato, nunca olvidarán.
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