Pocas horas le quedan al receso de semana santa. Tiempo en el que muchos aprovecharon para salir de vacaciones, otros más a convivir con la familia. No pocos continuaron con actividad laboral por aquello de cuidar el empleo y no por gustosa voluntad. Cada quien hizo de estos días lo que mejor le pareció. Volver a ver, por ejemplo, la película de Pier Paolo Pasolini El Evangelio según San Mateo. Una producción italiana de 1964 que al parecer tuvo el visto bueno de la iglesia católica, incluso fue dedicada a Juan XXIII, fallecido el año de 1963. El film tiene gran parte del espíritu del Concilio Vaticano II que en esos años se desplegaba: la pastoral a favor de los pobres y de los que sufren, por lo mismo se trata de una película que podría llamarse sociopolítica, de un pueblo que goza alegremente con el nacimiento del mesías, con el regreso de su exilio en Egipto y con la resurrección de Cristo. Alegría que hace inextinguible la esperanza de justicia. Justicia que es regateada por los escribas, los fariseos y el dinero que todo lo puede, como poner al mejor la cabeza de Jesús. En fin, una narración agradable para una posición izquierdista ante la política.
¿Y qué hicieron los políticos en estos días? Seguramente velar armas para una inusual elección intermedia. La rijosidad de la próxima campaña que ya ha anticipado el partido en el gobierno. Hasta ahora el PAN no ha ofrecido avances de su propuesta legislativa, al menos eso no ha destacado en los medios. Lo que sí ha rebotado en los medios es la intención de venderle al electorado sus oficios para combatir al PRI a quien le siguen atribuyendo todos los males del país. De qué se trata cuando ha sido en los últimos años en los que el PAN ha tenido la oportunidad de ofrecer logros mejores a los del PRI. Pues que no hay tales logros que pueda presumir el PAN gobierno: el desempleo, la caída vertical de la actividad económica, los más de diez mil muertos en el combate al crimen organizado, el incremento de las adicciones entre la población, la aplicación sesgada de la ley en detrimento de los derechos laborales, el deterioro del IFE y un largo etcétera.
En el gobierno no son del todo ingenuos como para creer que de la simple y desnuda campaña negativa podrá salir victorioso en las elecciones de julio. Saben de la actuación extralegal, por decir los menos. Sobre todo de la aplicación de los recursos públicos para orientar a su favor una elección. Y le van a poner todo el dinero, incluidos los millones de dólares que recién concedió el Banco Mundial para etiquetarlos al programa oportunidades. El caso es que volvemos al imperio de las elecciones sin equidad y no se ve en la opinión pública una decisión de combatir esa actitud del gobierno. Dinero de por medio, nuevos escribas y nuevos fariseos se encargarán de facilitar las cosas al partido en el gobierno.
La oposición, ante el desequilibrio del terreno de la lucha electoral, tendrá que hacer un esfuerzo extraordinario si no quiere ser vapuleada. Con todo, no se entiende por qué el PAN ha decidido reactivar las campañas sucias, es una exageración ante el caudal de recursos que dispondrá el partido de Felipe Calderón. Qué se quiere. Obtener a toda costa una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y así poder avanzar en la destrucción de los derechos sociales inscritos en la Constitución, se quiere ajustar los términos de la Soberanía al dictado exclusivo del mercado. Qué se teme. Una mayoría opositora legalmente habilitada para concluir anticipadamente al actual gobierno.
Hasta ahora, la democracia ha sido una ilusión en la mente de muchos que no se ha hecho realidad de una vida mejor, de justicia y libertad plenas. Un paso adelante será no votando por los candidatos del PAN.
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