En medio de la crisis financiera global y en espera de sus efectos sobre el aparato productivo. En medio de la disputa por PEMEX. El gobierno de Felipe Calderón ha tenido, en este aciago mes de octubre de 2008, la capacidad de asestar verdaderos golpes al crimen organizado. Es un acierto que merece reconocimiento sin que ello signifique, por anticipado, un terso desenlace.
Se ha detenido, primero, a una banda de delincuentes asociados a la mafia Colombiana que estaban en plena fiesta dentro de una exótica mansión al oeste de la Ciudad de México. Después, tras tremenda persecución en calles cercanas a la colonia Lindavista, se aprehendió a Jesús Reinaldo Zambada, hermano del célebre Mayo Zambada. Días después cayó Eduardo Arrellano Félix, en la ciudad de Tijuana.
Hoy la prensa destaca la operación limpieza que lleva acabo la Procuraduría General de la República a su interior. Se destapa una cloaca en la que se conoce de los servidores públicos de alto nivel a las órdenes de los Beltrán Leyva. No se puede asegurar que la guerra contra el crimen organizado está por ganarse, pero si se puede afirmar que el gobierno ha corregido la estrategia. No es con el Ejército en las calles como se le puede someter a la delincuencia organizada. Se ha tenido que enmendar la estrategia y conducirla hacia las propias instituciones infiltradas.
El desenlace es incierto, pero es una prueba de que el gobierno asume sus responsabilidades de manera más firme. La de intereses que están por salir al descubierto y que fueron enterrados poniéndoles encima la loza de la impunidad. En esfuerzo memorístico, como no acordarse del responsable de las giras de Vicente Fox, Nahum Acosta, al servicio de los Beltrán Ley. En ese entonces la PGR, a cargo de Rafael Macedo de la Concha, atrapó a este funcionario que trabajaba en Los Pinos y a los pocos días fue liberado dizque por falta de pruebas. No tardó el procurador de ese entonces en presentar su renuncia.
Sin tener toda la verdad expuesta de lo que ha sucedido para que el gobierno aseste estos duros golpes al narcotráfico -la burra no era arisca- y que el día de mañana se nos enteré de turbios arreglos en la consecución de los resultados admirables, el acierto es del gobierno. Hacer votos para que la autoridad no desfallezca ahogada por los humos de la publicidad vuelta spot. Que el gobierno informe con sobriedad como ayer lo hizo la PGR. Informando con datos duros se puede atender a la ciudadanía, ahorrándose la publicidad costosa que es dinero público tirado a la calle.
Dicho esto a la víspera del Lopezhow.
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