lunes, 23 de junio de 2008

Sin remedio


Uno no entiende como quien está consciente de la necesidad de tomar decisiones de largo plazo cae precisamente en lo contrario y se somete a la coyuntura. Es el caso de los precios congelados que ordena quien ideológicamente está en contra de la intervención gubernamental en los intercambios económicos. Eso es inconsistencia y se paga con la pérdida de la credibilidad...maaaas!

Incluso en medios que son tan receptivos a la opinión gubernamental no pueden dejar de advertir la inconsistencia. Vemos como se ridiculiza la decisión de congelar el precio de veinticuatro productos alimenticios procesados industrialmente, del efecto marginal sobre la inflación y, en concreto, su representatividad dentro de la canasta básica. Y la pregunta es quién indujo al presidente Calderón a tomar una decisión que no le brindará el aplauso popular, ni del pleno de la cúpula empresarial.

El día de hoy, María de la Heras destaca en su acostumbrada encuesta semanal el pulso popular sobre el control de precios: el 68% de los entrevistados vía telefónica considera que el aumento de los precios se anticipó a su congelación; el 74% considera que la inflación será mayor que la esperada. La consulta demoscópica es aterradora: no le creyeron al Presidente.

Y sigue la mata dando. El periodista Juan Pablo Becerra-Acosta, en la misma edición de Milenio Diario, se carcajea del alcance del control de precios decretado, ni en el mejor escenario satisface en amplitud un real combate a la crisis alimentaria. Y en plan de mala leche hasta se podría sospechar que el control de precios será para liberar excedentes de las tiendas o una forma de generar éxito artificial a la empacadora de chilorio y cochinita pibil.

En verdad nadie le ayuda al Presidente, parece que entre sus colaboradores cercanos tiene sus peores enemigos. Ahí tenemos la nueva publicidad de PEMEX que pone a un supuesto trabajador de la paraestatal en el plan de defensor de la reforma energética. Con insuflada seguridad propuesta por el guión, el hipotético obrero afirma que con la actual legislación no se pueden establecer refinerías, pero que gracias a la reforma propuesta del gobierno eso sí será posible. Por qué mentir tan descaradamente. Con estos modos el gobierno se autodescalifica. Para qué quiere enemigos.

1 comentario:

el güilo dijo...

Se trata de productos que la mayoría de la población no compra y en muchos casos no tiene acceso a ellos.... así como dices... para qué quiere enemigos si con él tiene.... saludos!

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