sábado, 28 de junio de 2008

La fragilidad


En la medida en la que la apertura informativa avanza -pero no es suficiente- se hace más difícil que el gobernante pueda darle la vuelta. Es el caso de la tragedia de la discoteca New’s Divine, donde el operativo policiaco de rutina dejo una docena de muertos. Lo que sale a flote es la corrupción, pues un centro de entretenimiento en esas condiciones estaba fuera de norma. Parecía derecho por efecto de una decisión corrupta de la autoridad. Lo peor es que a la corrupción se agregó la torpeza y la brutalidad policíaca con el objetivo deliberado de amedrentar o extorsionar, pero en ningún momento les pasó por la cabeza salvaguardar la vida de los jóvenes entusiastas que con regularidad frecuentaban el lugar para satisfacer una necesidad de entretenimiento.

Y no se trata de una falta de atención del gobierno capitalino, éste la tiene pero no le alcanza, no es suficiente. Las becas, las preparatorias, los conciertos masivos, entre otras acciones del gobierno de la capital, son rebasadas por una población de jóvenes que elaboran expectativas dirigidas a lo inmediato, de escasos recursos y, consecuentemente, opciones reducidas.

La histérica crítica de Germán Martínez Cázares, su oportunismo ramplón, para convertir la tragedia New’s Divine en propaganda panista es como mirar la paja en el ojo ajeno. El asunto es atacar a Marcelo Ebrard (así es la política) para ocultar la tragedia de la guerra al narcotráfico, el baño de sangre que todos los días viven regiones varias del país. Pero sería suicida que un personaje del círculo de los íntimos de Felipe Calderón critique a su propio ámbito de responsabilidades, el sistema PANgobierno. El mismo Martínez Cázares no hizo nada cuando estuvo fugazmente en la Secretaría de Función Pública, nadó de a muertito. Recientemente su Jefe regañó a su gabinete insinuando, sin denunciar formalmente, desempeño público irregular. El presidente del PAN se quedó calladito.

Y si el caso New’s Divine es ejemplo de exceso de Estado, el caso de los treinta y tres migrantes que ingresaron ilegalmente al país y fueron sustraídos de manera violenta al sometimiento de la ley, es un ejemplo de la omisión de Estado. Otra forma de corrupción que puso al descubierto hasta una red de embarcaciones de Miami que están en el negocio y que opera con total tolerancia de la autoridad. Eso sí, la responsabilidad sólo alcanza a culpar a un delegado y subdelegado de migración. Poca cosa frente a las vacas gordas que se encuentran en esa área de la administración federal. Pero qué le vamos a hacer, son panistas distinguidas.

Todo esto nos debe llevar al punto de origen que impulsó la democratización como rechazó del PRI: el combate a la corrupción y el destierro del autoritarismo. Qué queda de ese impulso original, muy poco. A tropezarse con la misma piedra. El pluralismo que emergió para sustituir los vicios del partido hegemónico los ha reproducido. Es más, el pacto corporativo que ayudaba a llevar abajo las decisiones gubernamentales se ha sustituido por un exclusivo pacto corporativo con los organismos empresariales y sectores del sindicalismo ligados a los recursos públicos. La reducción de lo público para fortalecer a la iniciativa privada ha llegado al extremo de privatizar la función pública, los altos funcionarios están ahí para realizar sus negocios.

Y si alguien ha aprovechado este desorden ése ha sido el crimen organizado ¿Está realmente dispuesto Felipe Calderón a actuar con mano dura hacia sus propios colaboradores de primer nivel? De no ser así, el regreso del PRI es inevitable.

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