martes, 8 de enero de 2008

Mercadolatría

Mercadolatría

¿En qué falló el modelo de apertura comercial seguido durante las últimas dos décadas? Dos elementos a considerar.

Uno de ellos la retracción de la inversión del Estado que se dio bajo el supuesto de que el mercado por sí solo podía llevar adelante las tareas del crecimiento económico. Se descuidó la infraestructura, se abandonó la política industrial y no se crearon los incentivos para desarrollar realmente la ciencia y la tecnología. Pasaron lo años y los mecanismos propulsores de la apertura quedaron rebasados. El país se convirtió en el campeón de los tratados comerciales, a los que se sacralizó como llave maestra para abrir los mercados. Mientras, otros países, sin condenarse a la ortodoxia, encontraron en la inversión pública la ganzúa para abrirse el camino hacia los mercados (Brasil, China, India)

Desechar el pasado en paquete, sin hacer una selección de lo que merecía conservarse. Si la inversión pública fue compañera del autoritarismo y el populismo, palo a la inversión pública. Hoy se ve como los productores del campo no tienen disposición para darle la bienvenida al capítulo agropecuario del TLC. Razón no les falta y el actual gobierno tiene una camisa de fuerza, la constitucionalidad del tratado comercial que une la América del Norte ¿Cómo atender a los campesinos sin desobedecer la Constitución? Bueno, algo le soplaron a Felipe Calderón y en su mensaje de año nuevo tuvo un énfasis desesperado: ¡Inversión pública!

El otro elemento que falló fue la capacidad de los empresarios para conducir al país hacia el crecimiento económico. El comportamiento de la iniciativa privada no estuvo a la altura del reto. Quienes crecieron y lograron su ingreso en la lista de los más ricos del mundo lo hicieron, y sólo así lo hicieron, contando con el apalancamiento del gobernante en turno. No procrearon la pequeña y mediana empresa independiente, pues la concentración del ingreso se hizo consigna. Sus inconsistencias para producir un mercado competitivo la escondieron de bajo de la alfombra usando de escoba a la filantropía, al tiempo que sobreideologizan el papel del mercado en la sociedad.

Un ejemplo reciente de la miopía empresarial lo frece Televisa Radio, llamada en sus años de gloria la W. La XEW perdió la preferencia del público con el declinar del Siglo XX. Fue hasta hace cuatro años, más o menos, que los aires del nuevo siglo le dieron una nueva proyección. Uno de los personajes que contribuyó a relanzar a la empresa radiofónica los Emilio Azcárraga fue Carmen Aristegui, periodista que fraguó su éxito en construir un espacio de comunicación electrónica dirigido a un amplio sector de consumidores de noticias, relacionadas con causas sociales y temas de la justicia de los que no se ocupa mayormente la radiodifusión. Es sabido lo que radio y televisión pelean por eso que llaman rating, la captación de los niveles de audiencia, miles de personas que ven y escuchan tal o cual programa.

Por eso no se entiende la falta de entendimiento para renovar el contrato de Televisa Radio con la periodista estrella que les daba algo, mucho o poco, de la presencia perdida entre los radioescuchas. ¿Acaso la Aristegui les reportaba pérdidas financieras a la empresa? Si es así la no renovación del contrato está justificadísima. Pero no hay información al respecto que lo confirme. El caso es que por presión política (no precisamente del gobierno) de un empresariado intolerante se produce la salida del aire en radio de una periodista con muchos fans.

Pero volvamos al principio y cerremos resumiendo: ¿Qué ha faltado en la apertura comercial de México? Dos cosas, inversión pública y empresarios espabilados.

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