viernes, 16 de marzo de 2007

El General, qué es de él

El General Francisco Fernández Solís, después del atentado que sufrió el martes 6 de marzo, no se sabe nada de su actual condición. Si se recuperará, si lo hará en el goce de plenas facultades o en la discapacidad. Acaso se le mantiene con vida artificial. No hay información, ni medio que la surta. Sólo un acto macabro lo devolvió de pasada al ámbito de lo noticioso. En sus oficinas de la SSP del gobierno de Tabasco, el jueves 15 fue arrojada la cabeza de un desconocido junto con su cuerpo encobijado.

No se sabe nada. No ha merecido importancia, o se trata de no afectar investigaciones. O se trata mostrar que la vida corre con inocencia y alegría desbordada. Vino y se fue George W. Bush. Con su nube de seguridad, la visita del presidente norteamericano puso bajo arraigo a los ciudadanos de Mérida en Yucatán. El presidente Calderón reinstaló la solemnidad diplomática que estuvo ausente durante seis años. No hubo para más.

Qué es del General. Nada que se sepa. Pero en estos días el Congreso ha tenido un actividad febril. Los diputados han dado entrada a la Ley para la reforma del Estado, se salvaron los inconvenientes. Los senadores aprobaron la Ley de Salario Máximo para funcionarios públicos. Se dio entrada a la reforma de la ley del ISSSTE con la oposición del Frente Amplio Progresista. Necesitado de recursos, el gobierno se encaja en las prestaciones de los burócratas. El arreglón viene bajo la creencia de que las reformas cambiarán a México y con suerte se enderezarán los jorobados. Mientras, en el espacio del Senado Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México, dice que no ve forma de controlar el cobro de las comisiones que el sistema bancario impone a los usuarios. En ese espacio, Luis Téllez confirma que se volverán a concesionar las carreteras, con el cuidado de no reintegrarlas a las empresas que quebraron en el servicio de la concesión.

Qué es de la familia del General. Se ignora. Pero a los mexicanos el presidente Calderón les dice: “A pocos días del inicio de esta Administración el panorama del país lucía sombrío, la inestabilidad política y la situación de crisis vivida en algunos estados del país, incluida esta ciudad, habían inhibido la inversión y generado zozobra e incertidumbre entre los ciudadanos.” Dicho durante el informe trimestral que dio el Titular Ejecutivo en Palacio Nacional. Francamente esquizoide resultan los dichos presidenciales en contraste con el despliegue de seguridad que se operó en el Centro Histórico de la capital de la república.

¿Alguien sabe del futuro del General?. Nadie responde. Pero a los empresarios el presidente Calderón les ha dicho durante la asamblea donde se relevó la directiva del Consejo Coordinador Empresarial: “Yo estoy seguro de que vamos a trabajar juntos y vamos a trabajar bien en la construcción de un mejor presente y un mejor futuro para México...Me gustó mucho lo que dijo don Armando Paredes y que yo resumiría en una de sus frases: Hacer lo correcto en favor de México.”

Lo sucedido al General parece causa de un enfriamiento institucional de lo que al principio de la administración tenía color verde olivo. Las ejecuciones siguen de parte del crimen organizado, teniendo a las policías como su objetivo principal. Hasta ahora no se ha dado con un eslabón sólido de la cadena delincuencial, la que se ha encubierto en una operación celular sin desarticular la red. El sistema fiscal del gobierno, junto con el sistema bancario privado, no disponen de la información que dé la pista, el hilo que conduzca a las poderosas manos que manejan el narcotráfico. O será cuestión de esperar, a que los extraditados por el gobierno suelten la información a las autoridades norteamericanas y estas a su vez la obsequien a México. La lucha contra el crimen ya es cuestión transexenal, según el decir de la autoridad.

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