jueves, 7 de marzo de 2024

De frente a la violencia

Algo que aturde de las campañas en desarrollo por la presidencia de la república, es la mimetización de las candidatas en el recurso por ofrecer entrevistas y utilizar las redes sociales para dar su opinión sobre los temas de la vida nacional. Podrán divergir en lo que dicen, pero son iguales en la banalidad de no profundizar sus argumentos, sin estudios rigurosos ni experiencias a emular. Si acaso toman datos de aquí, de allá y acullá, pero no contrastan ni integran esa información de diversas fuentes. Se toman datos aislados sólo para el discurso del momento y los toman como verdades inconmovibles. Así hicieron propuestas al inicio de sus respectivas campañas en materia de seguridad: se necesita una cárcel gigantesca o la exigencia de ir a la raíz del problema entendida como carencia económica. Entre las ofertas del castigo y la compasión la violencia no para.  Está ausente la comprensión cabal de la inseguridad y la violencia que la acompaña. No se hacen las preguntas de fondo, como consecuencia, se encarecen las soluciones.

Archivo / El Sol de Cuernavaca.

Cuestiones que plantearles a las candidatas y al candidato con su respectiva respuesta sustanciada.

¿Conocen la vinculación entre el crimen organizado y el régimen capitalista? Empezando por considerar a la empresa delictiva, como cualquier otra empresa, siempre dispuestas a la obtención del lucro. Riqueza que no la entierran, la ponen a circular en el sistema financiero, empresas fachadas, la compra de armamento, en los ingresos de sus empleados, en el consumo conspicuo, entre otras cosas. Se integran a la economía.

¿Cuál es el grado de complicidad de los tres poderes constitucionales y los tres niveles de gobierno con el crimen organizado? Imposición de ediles, sobornos, financiamiento de campañas, pactos secretos.

¿Por qué los representantes de la iglesia católica conversan con los criminales en vez de denunciarlos? Cuando por una segunda conversión a la fe deberían incorporarlos a la práctica de los valores cristianos de amor y hermandad, al contrario, los dejan trasgredir el rito católico a su antojo y evitan lanzarle al CO anatema alguno, como si se lo hicieron a Juárez, a Calles o a la minifalda y al rock. Las iglesias en general, moralmente derrotadas.

¿Qué está ocurriendo en las familias generadoras de violencia hacia su propio núcleo? Pérdida o ausencia de autoridad parental, falta de comunicación, escucha acrítica de narcocorridos o baladas por el estilo, compulsión consumista y lo que se guste agregar. Cuánto de esto no hay en el lamento de las madres buscadoras de sus hijos desaparecidos.

¿Retomarían el enfoque moralista de manera diferente y sin complacencias? El obradorismo se fue de bruces con su nonata constitución moral. Seguiremos en el conformismo comodino del así es la naturaleza humana y, como siempre, se gobernará con y para los allegados y de acuerdo con compromisos no escriturados. Porque eso de la transparencia termina como tapadera de la secrecía.

Ni partidos, ni candidatos tienen la consistencia para responder a estas cuestiones sin recurrir al eufemismo, al subterfugio. La cuestión vital de las elecciones no es quién ganará, sino a qué costo en términos de eventos violentos y si las campañas y comicios tendrán un efecto pacificador.

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